Bañandome en el lago.

El sol hacia su aparición aquel día con un intenso resplandor, los rayos del sol golpeaba mi cuerpo de forma casi abrumadora. Caminaba desde el campo de quidditch con mi escoba sujeta por una de mis manos mientras el desesperante calor me hacía perder la cabeza. Me desvié de mi destino y en vez de dirigirme a la sala común, hice una parada en un árbol mediano que se encontraba a unos pasos de mí y recosté mi espalda en el tronco de forma que me diese sombra. Dejé mi escoba en el suelo y lentamente me senté en el césped, rápidamente una silueta a unos metros de mi llamó mi atención… ¿Andrómeda? Agudicé la vista y sí, era ella con un atuendo bastante muggle se introducía en el lago.

Reí suavemente por sus acciones, era una Slytherin bastante distinta y extraña, todo lo contrario con sus hermanas en especial Bella que era una Slytherin de los pies a la cabeza. Negué suavemente mientras observaba el calamar, imaginé lo que sucedería y el la viese y se acercase a ella, si lo que en mi mente se proyectaba se hiciese realidad… aquel momento sería bastante divertido.

Andrómeda se acercó a mi lado sonriente, esa chica era tan diferente a todas nosotras que me hacía reír en varias ocasiones. La saludé con un suave movimiento de la cabeza cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí. – Buenas tardes Andrómeda – le dije de forma tranquila, ligeramente inexpresiva – No dudo del agua, pero no ando con el traje apropiado – le respondí mientras desviaba mi vista fugazmente hacia el lago y luego nuevamente a mi compañera de casa. - Otro día me dices antes de la sala común y te acompaño ¿vale? – le comenté de forma tranquila mientras con descuido arreglaba mi cabello.

Creí que todo se solucionaría en aquel momento pero Andrómeda salió más tenaz de lo que creí, sus palabras tenían razón pero la verdad era que no tenía ganas de bañarme en el lago. Tal vez es una piscina o incluso en alguna playa, pero en aquel lago definitivamente no. Di un pequeño suspiro al ver su cara angelical, a decir verdad aquello no me llegaba a la medula ni en lo más mínimo. - ¿Soy bruja? Debo haberlo olvidado… - comenté con ligera ironía sin parecer descortés – Andrómeda ¿no crees que luego será una oportunidad mejor para bañarnos en el lago? – intenté convencerla con suavidad y tranquilidad, intentando hacerla entrar en razón.

Di un pequeño suspiro al escucharla hablar con tanta insistencia, algo me decía que Andrómeda no me dejaría tranquila hasta que no me encontrase sumergida en el lago junto a ella. La miré entrecerrando los ojos, no me agradaba demasiado su oferta pero en algo tenía razón, el sol estaba completamente cálido y refulgente, cosa que no se veía todos los días. Sin decir nada dejé mi escoba en el suelo mientras sacaba mi varita lentamente de mi bolsillo, murmuré algo inaudible y esta salió volando con dirección a la sala común. ¿Agotada? Más que eso feliz, dichosa porque volar por los aires con todo el viento golpeando mi rostro bruscamente mejoraba mi ánimo. SU hipótesis al ver mi escoba, estaba en un total error – Tu ganas, te acompañaré solo porque no voy a morir por ello … - comenté seriamente- pero no te acostumbres – agregué escuetamente con ligera severidad mientras cerraba mi túnica completamente para que no se viese la ropa que llevaba. Me apunté a mi misma con la varita y nuevamente murmuré algo imperceptible, un simple hechizo domestico que cambió mi ropa bajo mi túnica.

Volví a guardar mi varita en mi bolsillo dejando ver un traje de baño pequeño de dos piezas de un intenso color azabache con aplicaciones color plata. Miré a Andrómeda esperando su aceptación, no me gustaba mucho aquello ya que no encontraba que mi cuerpo fuese muy armonioso por lo que esperé que nadie a demás de ella me viera en aquella situación - ¿Así está bien? – le pregunté frunciendo los labios al terminar de hablar.

Inspiré profundamente fulminándola con la mirada, me sentía tan absurda con esa vestimenta que sentí ganas de desaparecer en aquel mismo instante. Merlín, ¿Por qué había dicho que si? Boté al aire lentamente mientras comenzaba a caminar hacia el lago junto a Andromeda, si alguien se enteraba de lo que estaba sucediendo, ella se arrepentiría de aquello. – Bueno, ya está… no esperemos tanto – Le comenté apurando la situación, avanzando hacia el lago con Black a mi lado.

Miraba hacia todos lados como si estuviese cometiendo el error más grande del mundo y no quería que nadie se enterase de ello, sabía que exageraba pero no solía hacer aquello ni por ella ni por nadie. De seguro me había pillado en un mal momento o demasiado vulnerable que había aceptado su absurda proposición. Mi cuerpo evidenciaba que aquello no era común en mi ya que gozaba de un pálido color rosa blanquecino que se entendía por toda mi piel.

Giré mi rostro para obsérvala cuando oí sus palabras y alcé una ceja – No lo sé Andrómeda, tú eras la de la idea. Deberías haber pensado en algo antes… - Respondí dando un suspiro resignado, intentaría que aquello no fuese tan desagradable y le sonreí, aunque más parecía una mueca de burla, le sonreí.