Leer en la biblioteca (Remus)

Subí mis botas a la mesa y ahogé un bostezo. Madame Pince me miró mal, y le dí una sonrisa de disculpa. Fruncí la nariz, y bajé mis pies de la mesa. Me aburría de sobremanera y no es que no me gustara leer, sino que no tenía nada bueno que leer. Fruncí la nariz. Era demasiado holgazana. Solo Merlín sabe porque el sombrero me puso en Hufflepuff. Cabeceé un poco, y me cubrí con mi capa. Me levanté por un libro. De todos modos estaba en la biblioteca, ¿No? Se supone que debería de haber algún tomo que me interesara. Recorrí con la mirada la estantería más cercana. No. No. Fruncí la nariz. No me apetecía este. Mmm... ¡Ah! ¡Al fin! Encontré un libro sobre Grecia. Me gustaba la mitología griega. Era interesante. Cogí otro libro, por si acaso y regresé a mi mesa, y tropecé con la silla. -¡Ouch!- Exclamé. Me senté, y estuvé a punto de caer de ella. Resoplé. Debían ser las botas. Yo normalmente era más diestra. Bostecé. Parpadeé levemente, y me pusé a leer. Bostecé un poco, y giré la página que hablaba sobre la diosa Atenea. Guiñé de nuevo, y respiré hondo. Tenía que terminar la tarea de Transformaciones. Bostecé suvamente y sentí uan mano en mi hombro. Volteé rápidamente, y me caí de la silla. Comencé a reir escandalosamente, y Madame Pince me miró mal. Sonreí suavemente. Bien, ¿Que querían? El chico me miraba atónito.

-Hola- Reí suavemente- ¿Me ayudas?-

Tomé la mano del chico, y me reí suavemente. Salté para impulsarme y casi caigo de nuevo. Se me escapó una sonrisa. Esto era más divertido que estar en completo silencio. Le sonreí en disculpa a Madame Pince. Ojalá no estuviese de mal humor. Lo bueno de todo fue que no me había llevado ningún libro conmigo en la caída, porque entonces me quedaría vedada la entrada, y realmente lo necesitaba. Alcé las cejas cuando dijo lo del alboroto. También hice un gesto con la mano cuando se disculpó. La verdad no me importaba, me había llevado un buen rato con eso. Me reí de nuevo cuando se disculpó con Madame Pince. Me senté en la silla de la que me había caído hace un momento. Se sentó en una silla contigua a la mía.

-No, no importa.- Susurré quedito- Soy Rose Lauper. ¿Y para que soy buena?- Le sonreí.

-Debe de, ya me conoce- Sonreí. Venía mucho por aquí, aunque tuviera mis propios libros, venía a leer por pasatiempo. Le guiñé un ojo con su comentario de su permiso para sentarse. Hice una mueca.- La verdad, estoy más torpe que de costumbre, ¿Sabes? Es algo incómodo eso de andarse cayendo a cada rato.

Eché un vistazo a la biblioteca. Montones de Ravenclaw estudiaban con las caras casi dentro de los libros. Bufé un poco, no me gustaba estudiar. Me parecía una perdida de tiempo. Sacudí un poco la cabeza, y leí el titulo del libro de Remus. Remus me parecía conocido, recuerdo haberlo visto varias veces por los pasillos. Le sacudí la mano frente a la cara. -¡Muy bien, Remus, has acertado! Ahora dime. ¿Porque la interrumpcion?