Curiosidad
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Curiosidad
Miré con pesadez la vieja tapa desgastada de un antiguo libro de quien sabrá que. No sabía muy bien el por qué me gustaba frecuentar tanto a la biblioteca e irme a la sección más "oscura". Quizás me veía seducido por las grandes y siniestras estanterías, las cuales parecían susurrarte secretos, prometiendo una lujosa lista de misterios. Solía compararlas con ancianos sabios, llenos de experiencia y cosas que relatar. Pero esa ilusión pronto acababa cuando tenías que sacudir las tapas y tragarte una considerable cantidad de polvo. Resultaba bastante tedioso. Volví a meter el libro en su sitio y a deambular sin rumbo. No me dí ni cuenta, cuando después de repasar títulos antiguos de olvidada magia, me había quedado absorta en la contemplación de una araña. Ésta trepaba con gran agilidad, sus patas largas se movían con la gracia digna de un bailarín. Seguí todo su recorrido, libro tras libro, como si fuera la cosa más alucinante que mis ojos hubieran presenciado. Sí que estaba aburrido... pensé con una sonrisa burlona en mis labios.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
La llegada a Hogwarts había sido bastante tranquila, una par de cosas pendiente pero nada fuera de lugar. No había tenido la oportunidad de conocer a demasiadas personas pero aquello era lo que menos me preocupaba en esos momentos y bueno, en todo momento. No podía considerarme una total antisocial pero tampoco moría por tener una vida social activa, aquello podía esperar. Una de las cosas que me habían comentado antes de entrar al famoso colegio de magia y hechicería de Londres, era que su biblioteca era bastante amplia y podía satisfacer la necesidad de conocimiento de toda persona con sed de aprender y eso era lo que quería comprobar con mis propios ojos. Mantenía mi posición firme de que aquello no podría ser posible, por el simple hecho de que era conocido por todo el mundo mágico que Hogwarts había bloqueado el conocimiento de un segmento de la magia señalándola como ‘prohibida’ y eso era lo que llamaba mi atención.
Entré a la biblioteca con mi uniforme de Slytherin pulcro como siempre y mi cabello lacio que caía sobre mis hombros. Mi mirada divagó por todos los estantes, desde libros insignificantes hasta densos textos de distintas asignatura y clasificaciones. Caminaba con paso despistado con mi mirada clavada en las letras que se grababan en todos libros de la biblioteca. Avanzaba despacio con paso insonoro y tranquilo, a decir verdad no estaba poniendo atención en nada que no fuesen aquellos libros. Consecuencia de ello fue no percatarme de la presencia de alguien más justo delante de mí por lo que mi cuerpo se impactó de frente con un bulto que se encontraba en mi camino, una persona tan distraída como yo. Mi cuerpo chocó con otro de mayor tamaño haciéndome perder el equilibrio.
Entré a la biblioteca con mi uniforme de Slytherin pulcro como siempre y mi cabello lacio que caía sobre mis hombros. Mi mirada divagó por todos los estantes, desde libros insignificantes hasta densos textos de distintas asignatura y clasificaciones. Caminaba con paso despistado con mi mirada clavada en las letras que se grababan en todos libros de la biblioteca. Avanzaba despacio con paso insonoro y tranquilo, a decir verdad no estaba poniendo atención en nada que no fuesen aquellos libros. Consecuencia de ello fue no percatarme de la presencia de alguien más justo delante de mí por lo que mi cuerpo se impactó de frente con un bulto que se encontraba en mi camino, una persona tan distraída como yo. Mi cuerpo chocó con otro de mayor tamaño haciéndome perder el equilibrio.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Re: Curiosidad
Un empujón a mi costado me hizo volver a la realidad, sacándome de la repentina ensoñación con la araña y su espectáculo. Muchas hipótesis cruzaron mi cabeza como olas enloquecidas en cuanto me volteaba bruscamente ver de qué se trataba. Seguramente-pensé- un espectro maligno se habría zafado de equis libro y trasladado a la realidad, y ahora, obviamente, me había considerado como su único objetivo de ataque. O bien, alguien estaba lo suficientemente aburrido para venir a la biblioteca y chocarme porque creyó que sería divertido. Que equivocado estaba . Mis ojos centellearon con urgencia al ver que una chica diminuta caía al suelo como en cámara lenta. Y por supuesto que no iba a esperar a que callera delante de mis ojos así como así. Actué por acto reflejo y la tomé del brazo, sin importarme mucho la delicadeza, ni su casa, ni su sangre, ni que pasara después de esto. Éramos yo y ella, y ella se caía. Simple, sin acertijos. Enseguida dejó de tambalearse bajo mi firme agarre. Respiré con alivio y solté su brazo. -¿Estás…bien?-pregunté con voz calmada y amable, para luego quedarme mudo. Y es que cuando levanté mi vista ansiosa por descubrir más detalles de la misteriosa chica, su rostro de ángel me dejó marcando ocupado. Algo parecido a como la araña me había hipnotizado, impidiéndome apartar la vista. Me obligué a situar mi atención hacia otra cosa, punto, lo que fuera, ya que supuse que le resultaría algo molesto que la mirara más de lo que exigía la buena educación. Observé su placa, su uniforme, su cabello, todo pulcramente ordenado, todo digno de un Slytherin. Le resté importancia a esto último. “Es alguien normal, un ser humano como todos”, pensé una y otra vez sin mucha convicción. Sonreí por la situación, en realidad, siempre reía por cualquier cosa. Y que una Slytherin aparentemente distraída y extraña se paseara por la biblioteca e impactara contra ti, no era cualquier cosa.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
Como si cargados con polos opuestos se tratase mi cuerpo con rapidez se dirigió al firme suelo que cada vez parecía más cerca de mí. Todo sucedió con mayor velocidad de lo que creí posible, me tambaleé como cual árbol en pleno inverno pero como si tuviese firmes raíces se mantuve de pie. En un abrir y cerrar de ojos pude descubrir que no todo sucedido por arte de magia, si no que, uno de mis brazos había sido capturado con presión por una tibia mano firme que impidió aquel seco impacto que me esperaba. Una vez estabilizada y con los pies firmes en el suelo de aquel solitario lugar, me dediqué a observar a aquel bulto en el camino con forma de persona que había impedido aquel accidente. Mi vista altiva se posó en aquel chico desde la cabeza hasta los pies de forma analítica e intensa como un rayo rápido e intenso. Inmediatamente me percaté que en su uniforme resaltaban unos llamativos colores rojos y dorados, sin embargo no recordé el nombre exacto de aquella casa solía confundirla con aquella de colores amarillos y azabaches.
Clavé mi mirada en la suya, mis ojos claros se internaron en los suyos mientras arreglaba mi uniforme con sutileza – Si, estoy bien… tu? – le pregunté intentando sonar amable, tal vez era por el simple hecho de que me había ayudado sin conocerme o que había impedido aquella escena que podría haber sido tan vergonzosa, pero sea lo que fuese no solté mis palabras frías e inexpresivas que siempre escapaban de mis labios como una inocente melodía. Incluso le otorgué una sonrisa, de aquellas que se dibujaban en mis labios de forma casi angelical aunque para mí no poseían mayor significado, era un simple gesto común que podría tener más de una interpretación dependiendo del punto de vista. No pude evitar notar que su rostro era como el de un niño pequeño que habían obligado a crecer y que aun mantenía rasgos infantiles en aquellos ojos celestes cielo y aquella sonrisa que se ampliaba en su clara piel. – Por cierto soy Emily Greyback – me presenté de forma tranquila porque la educación era siempre primordial en una persona como yo.
Clavé mi mirada en la suya, mis ojos claros se internaron en los suyos mientras arreglaba mi uniforme con sutileza – Si, estoy bien… tu? – le pregunté intentando sonar amable, tal vez era por el simple hecho de que me había ayudado sin conocerme o que había impedido aquella escena que podría haber sido tan vergonzosa, pero sea lo que fuese no solté mis palabras frías e inexpresivas que siempre escapaban de mis labios como una inocente melodía. Incluso le otorgué una sonrisa, de aquellas que se dibujaban en mis labios de forma casi angelical aunque para mí no poseían mayor significado, era un simple gesto común que podría tener más de una interpretación dependiendo del punto de vista. No pude evitar notar que su rostro era como el de un niño pequeño que habían obligado a crecer y que aun mantenía rasgos infantiles en aquellos ojos celestes cielo y aquella sonrisa que se ampliaba en su clara piel. – Por cierto soy Emily Greyback – me presenté de forma tranquila porque la educación era siempre primordial en una persona como yo.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Fecha de inscripción : 01/06/2010
Re: Curiosidad
Su voz llegó a mis oídos como una fina canción de cuna, más bien como esas músicas ambientales que te seducen a dormir por la eternidad. De repente quise pedirle que no se callase. Un frescor me recorrió ante la genuina amabilidad de la chica, quizás... solo quizás era distinta a los otros Slytherin.-Bien, excelente... ¿tengo razón para estar mal? -respondí en una sonrisa fugaz e imperceptible. ¿De verdad ella creyó que me pudo haber generado algún daño con ese 'empujoncito'?. Inmediatamente situé un discreto dedo en mis labios para reprimir aquella pregunta. Luego, su sonrisa fue lo más interesante que iluminó la lúgubre biblioteca, acaparando toda mi atención nuevamente. Era como estar observando la llamativa tapa de algún libro y querer leer su contenido casi con desesperación. Metafóricamente hablando. Y es que la forma en que sus labios se curvaban generaban un relevante escepticismo que te obligaba a querer saber más. ¿No?. Seguramente el ambiente me estaba afectando el cerebro. Intenté traspasar el gris de sus pupilas, cual intruso adentrándose en casa ajena.
– Por cierto soy Emily Greyback –
La miré con atención mientras se presentaba con elegancia. Emily, Emily... me sonaba.
-Un gusto... Cooper Campbell, creo- me presenté sin darle mucha importancia a mi nombre y le estreché mi mano. - Emily... ¿eres real o te escapaste de un cuento de hadas?- reí levemente, y es que evidentemente su aspecto no encajaba con el de alguien que vagabundea por los sitios más oscuros. - No te había visto... ¿eres nueva?- pregunté con una sonrisa tímida. Debería haber alguna especie de manual que te enseñara a cómo actuar delante de una chica sin hacerte parecer un idiota.
– Por cierto soy Emily Greyback –
La miré con atención mientras se presentaba con elegancia. Emily, Emily... me sonaba.
-Un gusto... Cooper Campbell, creo- me presenté sin darle mucha importancia a mi nombre y le estreché mi mano. - Emily... ¿eres real o te escapaste de un cuento de hadas?- reí levemente, y es que evidentemente su aspecto no encajaba con el de alguien que vagabundea por los sitios más oscuros. - No te había visto... ¿eres nueva?- pregunté con una sonrisa tímida. Debería haber alguna especie de manual que te enseñara a cómo actuar delante de una chica sin hacerte parecer un idiota.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
Inconscientemente mis brazos se cruzaron sobre mi pecho mientras lo escuchaba hablar observándolo de forma altiva. Aunque al notar como su mano se dirigía directamente hacia mí, deshice el nudo de mis extremidades superiores y estreché suavemente mi mano con la suya. El tacto de mi piel contra la de él causó una sensación extraña que recorrió mis dedos, una pequeña corriente se generó ante la diferencias de temperatura, él una tibia piel contra mi mis dedos suaves y fríos como el mármol. – Un gusto Campbell – comenté restándole importancia a mis palabras y por mera educación, no era que me encantase conocerlo había sido solo un detalle más en mi día. Sus nuevas palabras me hicieron entrecerrar los ojos ¿Estaba hablando en serio? Lo observé directo a los ojos intentando explicarme el por qué de aquellas palabras y de aquel semblante tímido que se tiñó en su rostro, rebusqué en aquel mar azulado pero nada concreto se distinguió en mi búsqueda por más que mi mirada se conectara con la suya con insistencia.
Borré toda expresión de mi rostro y asentí suavemente con mi cabeza, era absurdo pero limité a responder su pregunta – Creo que soy real, a menos de que tu sepas algo que yo no – respondí encogiéndome de hombros, evidentemente no hablaba en serio. Hice un movimiento suave con la cabeza ladeándola hacia un costado como una niña pequeña que no entiende nada sin embargo no había expresión alguna en mi rostro ni en mi mirada – Si, soy nueva – le confesé con serenidad mientras fruncí los labios hacia un costado como una sonrisa extraña y difusa. – Llevo un día aquí – le comenté pasando por alto el hecho de que no conocía a nadie y que aquello me ponía bastante incómoda porque no era capaz de aceptar aquello en voz alta. – Tu… estas de primer año aquí? – le pregunté con un dejo de curiosidad.
Borré toda expresión de mi rostro y asentí suavemente con mi cabeza, era absurdo pero limité a responder su pregunta – Creo que soy real, a menos de que tu sepas algo que yo no – respondí encogiéndome de hombros, evidentemente no hablaba en serio. Hice un movimiento suave con la cabeza ladeándola hacia un costado como una niña pequeña que no entiende nada sin embargo no había expresión alguna en mi rostro ni en mi mirada – Si, soy nueva – le confesé con serenidad mientras fruncí los labios hacia un costado como una sonrisa extraña y difusa. – Llevo un día aquí – le comenté pasando por alto el hecho de que no conocía a nadie y que aquello me ponía bastante incómoda porque no era capaz de aceptar aquello en voz alta. – Tu… estas de primer año aquí? – le pregunté con un dejo de curiosidad.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Fecha de inscripción : 01/06/2010
Re: Curiosidad
Una corriente gélida me estremeció al tiempo que mis dedos palparon el suave hielo de su piel. Estaba fría, mucho. Me fijé un poco más en su aspecto, asegurándome de que no se estuviese congelando, ya que después de todo no era normal. 'Deberías abrigarte más..." pensé seriamente en decirle, pero no era algo muy aconsejable si se consideraba que acabábamos de presentarnos. Introduje mis manos en los bolsillos con el afán de borrar esa desagradable sensación helada, que parecía haberse quedado impregnada en mi mano. La miré con ojos espectadores mientras levemente, mecía mi cuerpo de acá para allá, la urgencia de moverme era incluso más fuerte que yo.
Después me pregunté si lo que dije había sonado idiota. Y en realidad sí, pero me divertí de sobremanera al ver su inocente rostro comprimido en una expresión de confusión bastante evidente. Ella escudriñó con insistencia mi rostro, buscando alguna respuesta coherente que se profesara en mi semblante de niño inmaduro. Me mordí el labio inferior atrapando una pequeña risita ante la cómica imagen de Emily en ese instante.
-Quizás…- respondí al tiempo que desviaba la mirada hacía un punto equis. Era claro que no sabía nada de ella, nada de lo que preocuparse, al menos. Puse mi mejor cara de “sé algo y no te diré...”. Luego asumí que esto último no daría resultado, ya que mi rostro solo parecía el de un niño juguetón que quiere llamar la atención de sus padres. Entonces fui consciente de su mirada directo a mis pupilas. Desistí y retiré la mía, como a alguien que lo descubren en plena broma pesada. Y es que mis ojos eran apestosamente delatadores, como un arma letal que se venía contra mí, confesando a voces mis verdaderas emociones internas. No me gustaba, pero tenía formas y formas de evitarlo. Era preferible usar un pequeño juego de miraditas escépticas e intimidantes para distraer a la victima de su objetivo, pero esta vez ella me había intimidado a mí. Ridículo.
–
Nueva. Me volví hacia ella y le regalé una sonrisa sincera, no era de lástima ni de consuelo… simplemente una de bienvenida. Sabía cuánto costaba habituarse a una escuela nueva, y más en una tan inmensa.
-Pues..., ¡bienvenida!- exclamé con vitalidad, procurando ser lo más afable.
Me sorprendí que solo llevara un día, quizás por eso aún no había tenido la oportunidad de topármela por ahí.
–Tu… estas de primer año aquí? –
-Exacto, desde primero… - asentí sonriendo más de lo normal. Hogwarts era como mi casa, o simplemente ya lo era.– Me sé el castillo de memoria, si me permites puedo ser tu guía en los primeros días…- ofrecí amablemente, sin esforzarme por ocultar mi repentino entusiasmo. Algo parecido a un puchero suplicante se dibujó en mi rostro, imposible de evitar. Imposible. Levemente fui consciente de como una voz me taladraba el celebro, susurrándome cosas que no quería aceptar en mi estado consciente. "Acéptalo... solo es una excusa para pasar más tiempo a su lado, recuperando todos estos años perdidos".
Después me pregunté si lo que dije había sonado idiota. Y en realidad sí, pero me divertí de sobremanera al ver su inocente rostro comprimido en una expresión de confusión bastante evidente. Ella escudriñó con insistencia mi rostro, buscando alguna respuesta coherente que se profesara en mi semblante de niño inmaduro. Me mordí el labio inferior atrapando una pequeña risita ante la cómica imagen de Emily en ese instante.
– Creo que soy real, a menos de que tu sepas algo que yo no –– reo que soy real, a menos de que tu sepas algo que yo no
-Quizás…- respondí al tiempo que desviaba la mirada hacía un punto equis. Era claro que no sabía nada de ella, nada de lo que preocuparse, al menos. Puse mi mejor cara de “sé algo y no te diré...”. Luego asumí que esto último no daría resultado, ya que mi rostro solo parecía el de un niño juguetón que quiere llamar la atención de sus padres. Entonces fui consciente de su mirada directo a mis pupilas. Desistí y retiré la mía, como a alguien que lo descubren en plena broma pesada. Y es que mis ojos eran apestosamente delatadores, como un arma letal que se venía contra mí, confesando a voces mis verdaderas emociones internas. No me gustaba, pero tenía formas y formas de evitarlo. Era preferible usar un pequeño juego de miraditas escépticas e intimidantes para distraer a la victima de su objetivo, pero esta vez ella me había intimidado a mí. Ridículo.
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Si, soy nueva –
Nueva. Me volví hacia ella y le regalé una sonrisa sincera, no era de lástima ni de consuelo… simplemente una de bienvenida. Sabía cuánto costaba habituarse a una escuela nueva, y más en una tan inmensa.
– Llevo un día aquí-
-Pues..., ¡bienvenida!- exclamé con vitalidad, procurando ser lo más afable.
Me sorprendí que solo llevara un día, quizás por eso aún no había tenido la oportunidad de topármela por ahí.
–Tu… estas de primer año aquí? –
-Exacto, desde primero… - asentí sonriendo más de lo normal. Hogwarts era como mi casa, o simplemente ya lo era.– Me sé el castillo de memoria, si me permites puedo ser tu guía en los primeros días…- ofrecí amablemente, sin esforzarme por ocultar mi repentino entusiasmo. Algo parecido a un puchero suplicante se dibujó en mi rostro, imposible de evitar. Imposible. Levemente fui consciente de como una voz me taladraba el celebro, susurrándome cosas que no quería aceptar en mi estado consciente. "Acéptalo... solo es una excusa para pasar más tiempo a su lado, recuperando todos estos años perdidos".
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Fecha de inscripción : 06/06/2010
Re: Curiosidad
Asentí con un suave movimiento de cabeza al escuchar su ‘quizás’ ¿Quizás? ¿Había algo que me había perdido? O estaba completamente distraída porque no había entendido el por qué de su respuesta más lo ignoré como cientos de otras cosas que no tenían mayor valor en mi vida. Su mirada se alejó de la mía como si fuese una diminuta presa que arranca a toda velocidad de su depredador ¿Tan intimidante era mi mirada? Menos mal que andaba en son de paz porque de lo contrario Cooper hubiese arrancado rápidamente, no solo su mirada. De inmediato se me vinieron cientos de pensamientos a la cabeza, pasando por alta en donde me encontraba en aquel momento y que no estaba sola. Sabía que se acercaba el día y que pronto tendría una mirada más agresiva y feroz, una personalidad distinta, tal vez más sádica sin embargo todo se reducía a aquella noche cuando el astro brillase en todo su esplendor y las tinieblas me envolviesen en su denso manto.
Agité mi cabeza a la brevedad cuando escuché aquellas palabras que me daban la bienvenida, había olvidado por completo que estaba en la biblioteca junto al chico que acababa de conocer. Observé en detalle aquella sonrisa que se me otorgó con sincera inocencia e imitando sus actos le sonreí de la misma manera, era una adorable sonrisa angelical que no significaba nada para mi, más tenía claro que para el receptor de esta podrían significar cientos de cosas. Ahí daba vueltas aquel gesto, esa expresión poseía el significado que cada persona quisiese interpretar a su conveniencia, claro está. – Gg…gra-ci…as- Le respondí aunque aquella palabra se negase a escapar de mis labios, no se encontraba inmersa en mi vocabulario por lo que emitirla costaba más de lo necesario.
La sonrisa se expandió en su rostro, aumentando aquella dimensión de forma extravagante que llegaba a dar escalofríos. No obstante escuché como hablaba de Hogwarts con tanto aprecio, cosa que yo detestaba con todo mí ser. Siempre que salía de la sala común terminaba en lugares donde no quería ir, haciendo que fuese siempre la última en llegar a clases y la merecedora de más de algún reto de parte de algún profesor malhumorado. Pude notar un brillo especial en su mirada al mencionar a aquel enorme castillo que tanto me disgustaba o era parte de mi imaginación que siempre se encargaba de hacerme ver cosas donde no estaban. Fuese como fuese él ingenuo Campbell era un alumno antiguo que me serviría de algo.
- ¿Mi guía? – Le pregunté frunciendo el ceño, aquello me sería de mucha utilidad aunque sería abusar de s buena voluntad ¿Abusar? Entonces era completamente una buena idea. Sonreí de forma traviesa ante su ofrecimiento, aunque me costase aceptarlo necesitaba ayuda o un mapa del castillo. – En realidad es lo que necesito, creo que las escaleras no se llevan muy bien conmigo – Respondí encogiéndome de hombros, odiaba esas estúpidas escaleras que me dejaban en lugares donde yo no quería ir.
Agité mi cabeza a la brevedad cuando escuché aquellas palabras que me daban la bienvenida, había olvidado por completo que estaba en la biblioteca junto al chico que acababa de conocer. Observé en detalle aquella sonrisa que se me otorgó con sincera inocencia e imitando sus actos le sonreí de la misma manera, era una adorable sonrisa angelical que no significaba nada para mi, más tenía claro que para el receptor de esta podrían significar cientos de cosas. Ahí daba vueltas aquel gesto, esa expresión poseía el significado que cada persona quisiese interpretar a su conveniencia, claro está. – Gg…gra-ci…as- Le respondí aunque aquella palabra se negase a escapar de mis labios, no se encontraba inmersa en mi vocabulario por lo que emitirla costaba más de lo necesario.
La sonrisa se expandió en su rostro, aumentando aquella dimensión de forma extravagante que llegaba a dar escalofríos. No obstante escuché como hablaba de Hogwarts con tanto aprecio, cosa que yo detestaba con todo mí ser. Siempre que salía de la sala común terminaba en lugares donde no quería ir, haciendo que fuese siempre la última en llegar a clases y la merecedora de más de algún reto de parte de algún profesor malhumorado. Pude notar un brillo especial en su mirada al mencionar a aquel enorme castillo que tanto me disgustaba o era parte de mi imaginación que siempre se encargaba de hacerme ver cosas donde no estaban. Fuese como fuese él ingenuo Campbell era un alumno antiguo que me serviría de algo.
- ¿Mi guía? – Le pregunté frunciendo el ceño, aquello me sería de mucha utilidad aunque sería abusar de s buena voluntad ¿Abusar? Entonces era completamente una buena idea. Sonreí de forma traviesa ante su ofrecimiento, aunque me costase aceptarlo necesitaba ayuda o un mapa del castillo. – En realidad es lo que necesito, creo que las escaleras no se llevan muy bien conmigo – Respondí encogiéndome de hombros, odiaba esas estúpidas escaleras que me dejaban en lugares donde yo no quería ir.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Re: Curiosidad
Su 'gracias' salió forzado, como si la sola pronunciación le causara dolor. Curioso. Aquella sonrisa vistosa y colorida adornó nuevamente el rostro de la chica dándole un aspecto totalmente distinto. Me extrañé, seguía siendo irrefutablemente linda y encantadora para cualquiera que tuviera la suerte de presenciarla. Pero había algo. Su sonrisa, esta vez parecía no tener base, ninguna fuente de motivación lo suficiente mente estimulante. Cortesía, simple cortesía que nada te transmite, más sólo te permite admirar algo bello y agradable para la vista. El hecho me provocó un desconcierto que no supe describir, sólo lo sentía, y de una forma muy desagradable. Mi rostro se tildó en una mueca inexpresiva que me esforcé por controlar, pero que al cabo de segundos se vio recompuesta por la media sonrisa idiota que siempre habitaba mis labios la mayoría del día.
No tenía sentido tomarle importancia a algo tan trivial. Ella estaba siendo muy amable y era lo más destacable.
-¿Mi guía? –
Asentí lentamente procurando mantener mi expresión lo más inocente posible, lejos de dobles intenciones. Su rostro desconcertado me hizo dudar de la caballerosidad de mi proposición, quizás ella se lo estaba tomando de la forma equívoca. Después de todo no tenía nada de oscuro querer ayudar a una estudiante nueva. Sonrió, lo que tomé como respuesta afirmativa. ¡Bien!
-En realidad es lo que necesito, creo que las
escaleras no se llevan muy bien conmigo
Choqué las palmas con entusiasmo, lo que suponí se vería bastante infantil, ¿y que?. Situé una mano en mi mentón con actitud pensativa. Fruncí los labios y desvié la vista al suelo.
-Bueno... tienes que saber que aquí nada está absolutamente muerto...- alcé las cejas, era algo obvio cuando las mismísimas puertas te bloqueaban el paso a menos que las tratases con amabilidad.- Las escaleras no son si no más que niños juguetones deseosos de hacer
bromas, sólo tienes que saber manejarlas, ellas te sienten, pueden sentir tu inseguridad y guiarte por otro destino...- hice una pausa y me desordené el cabello mirandola con ansiedad, esperando su reaccíon. Le sonreí con aire divertido por mis propias palabras- No es necesario que lo entiendas, sólo trata de ser linda...- le eche un vistazo rápido y agregué- bueno...- realizé un gesto desdeñoso con la mano- no hace falta que te esfuerces, para nada...- reí suavemente y me dispuse a buscar algo en laestantería que estaba a mi lado, con eso conseguiría distraerme de su
atrapante y misteriosa imagen que parecía susurrar secretos al viento.
No tenía sentido tomarle importancia a algo tan trivial. Ella estaba siendo muy amable y era lo más destacable.
-¿Mi guía? –
Asentí lentamente procurando mantener mi expresión lo más inocente posible, lejos de dobles intenciones. Su rostro desconcertado me hizo dudar de la caballerosidad de mi proposición, quizás ella se lo estaba tomando de la forma equívoca. Después de todo no tenía nada de oscuro querer ayudar a una estudiante nueva. Sonrió, lo que tomé como respuesta afirmativa. ¡Bien!
-En realidad es lo que necesito, creo que las
escaleras no se llevan muy bien conmigo
Choqué las palmas con entusiasmo, lo que suponí se vería bastante infantil, ¿y que?. Situé una mano en mi mentón con actitud pensativa. Fruncí los labios y desvié la vista al suelo.
-Bueno... tienes que saber que aquí nada está absolutamente muerto...- alcé las cejas, era algo obvio cuando las mismísimas puertas te bloqueaban el paso a menos que las tratases con amabilidad.- Las escaleras no son si no más que niños juguetones deseosos de hacer
bromas, sólo tienes que saber manejarlas, ellas te sienten, pueden sentir tu inseguridad y guiarte por otro destino...- hice una pausa y me desordené el cabello mirandola con ansiedad, esperando su reaccíon. Le sonreí con aire divertido por mis propias palabras- No es necesario que lo entiendas, sólo trata de ser linda...- le eche un vistazo rápido y agregué- bueno...- realizé un gesto desdeñoso con la mano- no hace falta que te esfuerces, para nada...- reí suavemente y me dispuse a buscar algo en laestantería que estaba a mi lado, con eso conseguiría distraerme de su
atrapante y misteriosa imagen que parecía susurrar secretos al viento.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
Me quede esperando su respuesta al finalizar aquellas palabras, no estaba completamente segura de la decisión que había tomado pero de que necesitaba algo de ayuda con conocer el castillo, la necesitaba. Había que tener presente que mi memoria en ese tipo de cosas, era bastante vaga, podía recordar cientos de pociones a la perfección, cada uno de sus ingredientes y la cantidad necesaria para llevarlas a cabo, pero recordar el camino de vuelta a mi sala común era un martirio en aquel lugar, una verdadera odisea para mi. Ante mis palabras, un gesto divertido se grabó en su rostro, una expresión difícil de definir, era una mezcla de reacciones y un mohín inocente que le calzaba a la perfección a su rostro. Fue en ese momento en que me cuestioné el curso en el que estaba en ese momento, tal vez era un pequeño niño que solo creció más de lo normal, podría estar en cuarto año tal vez, sus expresiones y su rostro me daban a entender que mi suposiciones no podrían ser equivocas. ¿Acaso aplaudir de esa manera sería una acción de un chico de último año? Definitivamente no.
Mi mirada se posaba en cada detalle de él, cada movimiento era interesante para mi vista y para mis pupilas curiosas que lo observaban con gracia. En realidad sus palabras no eran tan llamativas como todo lo demás que emitía su presencia. Estaba tan inmersa en ese mundo paralelo en lo que pensaba de él que a primeras no respondía s sus palabras con rapidez, aunque su ultimo comentario me tomó tan de sorpresa que un suave color carmín se tiño en mis mejillas como una pincelada aguada de acuarela. Me encogí de hombros ante su risa, debía mantenerme fija en el presente y dejar los pensamientos para otro momento – Campbell ¿Cuántos años tienes? – Formulé mi pregunta ignorando todas sus palabras anteriores, pasando por alto lo que había tratado de decirme, pero mi duda era mucho más importante en aquellos momentos. Estaba casi segura que diría un curso menor al mío, la probabilidad de que fuese mayor a mí era casi imposible.
Lo seguía con la mirada, estaba casi segura de que no buscaba absolutamente nada en las estanterías, su vista parecía ausente frente a aquellos libros viejos y claro está, si solo trataba de no observarme ¿Por qué? – Oh, debo advertirte de que si quieres ser mi guía… deberás poseer mucho tiempo y paciencia – Le dije volviendo al tema inicial mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro nuevamente, era una expresión inocentemente traviesa, cientos de ideas se me ocurrían con un chico bueno de Gryffindor a mi favor- No tengo muy buena memoria para esas cosas… - Agregué buscando su mirada con la mía, me parecía extraño que actuase de tan buena fe con ese chico que acababa de conocer. No había una pizca de frialdad en mis palabras, cero acidez ni inexpresividad cosa que me comenzó a asustar por completo, no había una clara explicación para ser tan agradable con un simple gatito.
Mi mirada se posaba en cada detalle de él, cada movimiento era interesante para mi vista y para mis pupilas curiosas que lo observaban con gracia. En realidad sus palabras no eran tan llamativas como todo lo demás que emitía su presencia. Estaba tan inmersa en ese mundo paralelo en lo que pensaba de él que a primeras no respondía s sus palabras con rapidez, aunque su ultimo comentario me tomó tan de sorpresa que un suave color carmín se tiño en mis mejillas como una pincelada aguada de acuarela. Me encogí de hombros ante su risa, debía mantenerme fija en el presente y dejar los pensamientos para otro momento – Campbell ¿Cuántos años tienes? – Formulé mi pregunta ignorando todas sus palabras anteriores, pasando por alto lo que había tratado de decirme, pero mi duda era mucho más importante en aquellos momentos. Estaba casi segura que diría un curso menor al mío, la probabilidad de que fuese mayor a mí era casi imposible.
Lo seguía con la mirada, estaba casi segura de que no buscaba absolutamente nada en las estanterías, su vista parecía ausente frente a aquellos libros viejos y claro está, si solo trataba de no observarme ¿Por qué? – Oh, debo advertirte de que si quieres ser mi guía… deberás poseer mucho tiempo y paciencia – Le dije volviendo al tema inicial mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro nuevamente, era una expresión inocentemente traviesa, cientos de ideas se me ocurrían con un chico bueno de Gryffindor a mi favor- No tengo muy buena memoria para esas cosas… - Agregué buscando su mirada con la mía, me parecía extraño que actuase de tan buena fe con ese chico que acababa de conocer. No había una pizca de frialdad en mis palabras, cero acidez ni inexpresividad cosa que me comenzó a asustar por completo, no había una clara explicación para ser tan agradable con un simple gatito.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Re: Curiosidad
Campbell ¿Cuántos años tienes?
Me volví rápidamente hacia ella, deteniendo mi falsa búsqueda en la estantería. Mis ojos brillaron con inocente sospecha hacia su pregunta. Su indiferencia a lo que había dicho, y el tono de convicción que había adoptado en sus palabras, nos llevaron a concluir que, era lo más probable que pensara que era de tercer año o algo así. Esto hizo que la sonrisa en mi rostro se pronunciara más.
–Soy de sexto año- respondí con sinceridad, y cierto humor. – Aunque usted no lo crea- rodé los ojos, riendo al imaginar la impresión que esto generaría en ella. – Y es que no tengo la culpa de tener… ésta cara de bebe- apunté hacia mi rostro, formando la expresión infantil que ya casi tenía por naturaleza. –No sé… rasgos más masculinos no hubieran estado mal, Merlín- exclamé mientras palpaba los contornos de mi rostro, como si intentara cambiarlos. Luego, algunas cosas fueron las que llamaron mi atención en cuanto tuve la oportunidad de analizar los detalles. Ella me había llamado por mi apellido, algo a lo que no estaba acostumbrado, todos solían llamarme por seudónimos o sólo por mi nombre. Y sus mejillas… estaban extrañamente pintadas por un suave rojo que podía interpretarse de muchas maneras, más no le di muchas vueltas. Eso no me quitaba el placer de apreciarla a mis anchas, parecía más vulnerable y… linda. Tragué una gran bocanada de aire. Había vuelto a mi estúpido ensimismamiento.
Comencé a hojear un libro que había tomado de forma aleatoria. Mis ojos indagaron con teatral vehemencia por aquel conjunto de letras que a pesar de estar leyéndolas, no tenían ningún significado para mi consiente. Mi mente se empecinaba en viajar a la chica, imaginando el llamativo rubor de sus mejillas. Me revolví por dentro, sintiendo su mirada fija en mí y en cada uno de mis actos.
– Oh, debo advertirte de que si quieres ser mi guía… deberás poseer mucho tiempo y paciencia-
La miré con una sonrisa provocada por sus ‘amenazadoras palabras’, en cierto modo. Mi vista se fue directo hacia sus profundos ojos y a la linda expresión que adoptaba su rostro cuando ella sonreía.
–No tengo muy buena memoria para esas cosas… -
Nuestras miradas se encontraron, y me sentí descender fugazmente por las inquietudes de esos ojos color ámbar. Me quedé sumergido más de la cuenta en lo que no debía, y el libro calló de mis manos cual mantequilla, generando un ruido parecido al de una explosión en pleno silencio espectral . Mi primera reacción, como era de esperarse, fue reír y susurrarle uno que otro insulto infantil al libro. Luego lo levanté, con una gran sensación ardiente casi insoportable en el rostro. Lo acomodé en la estantería para que no generara más problemas.
-S-s… sí- le aseguré, con cierta dificultad producto del nerviosismo. – No te preocupes- sonreí más relajado, acomodándome el cabello- tengo más tiempo del que debería- confesé, imitando el aire travieso que emanaba de su sonrisa-… y pues, no creo que superes el límite de mi paciencia, de verdad- afirmé entusiasta. De pronto, un dedo en mis labios daba indicio a una pregunta que debía haber formulado desde el principio. – Y a ti…- fruncí los labios- ¿de verdad no te importa pasar tiempo conmigo?- pregunté con inocencia desbordante, mirándola con cierto temor hacia la que fuera a ser su respuesta.
Me volví rápidamente hacia ella, deteniendo mi falsa búsqueda en la estantería. Mis ojos brillaron con inocente sospecha hacia su pregunta. Su indiferencia a lo que había dicho, y el tono de convicción que había adoptado en sus palabras, nos llevaron a concluir que, era lo más probable que pensara que era de tercer año o algo así. Esto hizo que la sonrisa en mi rostro se pronunciara más.
–Soy de sexto año- respondí con sinceridad, y cierto humor. – Aunque usted no lo crea- rodé los ojos, riendo al imaginar la impresión que esto generaría en ella. – Y es que no tengo la culpa de tener… ésta cara de bebe- apunté hacia mi rostro, formando la expresión infantil que ya casi tenía por naturaleza. –No sé… rasgos más masculinos no hubieran estado mal, Merlín- exclamé mientras palpaba los contornos de mi rostro, como si intentara cambiarlos. Luego, algunas cosas fueron las que llamaron mi atención en cuanto tuve la oportunidad de analizar los detalles. Ella me había llamado por mi apellido, algo a lo que no estaba acostumbrado, todos solían llamarme por seudónimos o sólo por mi nombre. Y sus mejillas… estaban extrañamente pintadas por un suave rojo que podía interpretarse de muchas maneras, más no le di muchas vueltas. Eso no me quitaba el placer de apreciarla a mis anchas, parecía más vulnerable y… linda. Tragué una gran bocanada de aire. Había vuelto a mi estúpido ensimismamiento.
Comencé a hojear un libro que había tomado de forma aleatoria. Mis ojos indagaron con teatral vehemencia por aquel conjunto de letras que a pesar de estar leyéndolas, no tenían ningún significado para mi consiente. Mi mente se empecinaba en viajar a la chica, imaginando el llamativo rubor de sus mejillas. Me revolví por dentro, sintiendo su mirada fija en mí y en cada uno de mis actos.
– Oh, debo advertirte de que si quieres ser mi guía… deberás poseer mucho tiempo y paciencia-
La miré con una sonrisa provocada por sus ‘amenazadoras palabras’, en cierto modo. Mi vista se fue directo hacia sus profundos ojos y a la linda expresión que adoptaba su rostro cuando ella sonreía.
–No tengo muy buena memoria para esas cosas… -
Nuestras miradas se encontraron, y me sentí descender fugazmente por las inquietudes de esos ojos color ámbar. Me quedé sumergido más de la cuenta en lo que no debía, y el libro calló de mis manos cual mantequilla, generando un ruido parecido al de una explosión en pleno silencio espectral . Mi primera reacción, como era de esperarse, fue reír y susurrarle uno que otro insulto infantil al libro. Luego lo levanté, con una gran sensación ardiente casi insoportable en el rostro. Lo acomodé en la estantería para que no generara más problemas.
-S-s… sí- le aseguré, con cierta dificultad producto del nerviosismo. – No te preocupes- sonreí más relajado, acomodándome el cabello- tengo más tiempo del que debería- confesé, imitando el aire travieso que emanaba de su sonrisa-… y pues, no creo que superes el límite de mi paciencia, de verdad- afirmé entusiasta. De pronto, un dedo en mis labios daba indicio a una pregunta que debía haber formulado desde el principio. – Y a ti…- fruncí los labios- ¿de verdad no te importa pasar tiempo conmigo?- pregunté con inocencia desbordante, mirándola con cierto temor hacia la que fuera a ser su respuesta.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
- Soy de sexto año -
¿Qué? Sabia con exactitud la expresión que proyectaba mi rostro, estaba totalmente asombrada, atónica, impactada, petrificada y cientos de sensaciones que demostraba mi mirada. La mínima probabilidad de que él fuese mayor que yo se había cumplido pero ¿Cómo? Me acerqué un poco a él observándolo en detalle, quedando a escasa distancia de su cuerpo sin mayor intención que observar, parecía una chica curiosa que intenta descifrar lo que muestra una compleja y abstracta pintura de un connotado museo. Pero simplemente aquello no encajaba, alce una mano lentamente y la deposité en su mejilla como si pudiese sesionarme de que ello era cierto, su piel estaba tibia y aquello volvió a hacerme sentir como si una corriente eléctrica golpease mis dedos. Más no dije nada, no tenía nada que decir, mis palabras se habían dispersado de mis labios como si su respuesta hubiese sido una ráfaga de viento sobre hojas secas de palabras. Volví a alejarme sin decir nada más, mientras asumía que aquellas expresiones que se dibujaban en mi semblante se dispersaran lentamente para volver a la realidad.
Desde donde me encontraba noté como su mirada se perdía en aquellas letras, aquel texto incomprensible que sin intención alguna intentaba descifrar. Sonreí de medio lado sin dejar de prestarle atención, me causaba gracia un poco de diversión la escena que se presentaba delante de mis ojos - ¿Interesante no? Así que te gustan… las pociones para atraer dementores, interesantes gustos – Murmuré con altivez mientras leía el titulo de la página que supuestamente estaba leyendo. Sin embargo no recibí respuesta alguna, solo un sonido seco que me hizo dar un paso hacia atrás ¿En qué rayos estaba pensando? Alcé una ceja mientras me cruzaba de brazos y negué con la cabeza cuando lo escuché reír, no esperaba menos de él. – Deberías tener más cuidado… - Agregué con rudeza restándole importancia a mis palabras mientras deshacía el nudo de mis brazos para luego arreglar mi cabello con un suave y delicado movimiento de mis manos. Odiaba la torpeza tanto o más que la ignorancia ¿A caso ser cuidadoso es una virtud difícil de poseer? No, absolutamente no.
Desde donde me encontraba noté como su mirada se perdía en aquellas letras, aquel texto incomprensible que sin intención alguna intentaba descifrar. Sonreí de medio lado sin dejar de prestarle atención, me causaba gracia un poco de diversión la escena que se presentaba delante de mis ojos - ¿Interesante no? Así que te gustan… las pociones para atraer dementores, interesantes gustos – Murmuré con altivez mientras leía el titulo de la página que supuestamente estaba leyendo. Sin embargo no recibí respuesta alguna, solo un sonido seco que me hizo dar un paso hacia atrás ¿En qué rayos estaba pensando? Alcé una ceja mientras me cruzaba de brazos y negué con la cabeza cuando lo escuché reír, no esperaba menos de él. – Deberías tener más cuidado… - Agregué con rudeza restándole importancia a mis palabras mientras deshacía el nudo de mis brazos para luego arreglar mi cabello con un suave y delicado movimiento de mis manos. Odiaba la torpeza tanto o más que la ignorancia ¿A caso ser cuidadoso es una virtud difícil de poseer? No, absolutamente no.
-S-s… sí. No te preocupes …-
¿De nuevo nerviosismo? Separé mis labios para hablar con lentitud, no tenía ninguna prisa pero al parecer Cooper sí ya que me bombardeo de palabras sin dejarme responder, definitivamente actuaría más rápido luego, si quería ser escuchada.
- Y a ti¿de verdad no te importa pasar tiempo conmigo?-
Había algo que no cuadraba en mi ecuación, su mirada llena de inocencia me hacía pensar que algo escondía, algo detrás de aquel rostro angelical, algo detrás de esa expresión infantil y buena, que me hacía recordarme a mi misma cuando busco lograr algo más. Algo que con un frío carácter no puedo conseguir, pero de lo poco y nada que sabía de él, no encontraba algo digno por lo cual me molestaría perder el tiempo a su lado. A menos claro, que se refiriera a que era un común león y yo una sofisticada serpiente, digna y pulcra. – Si no debería pasar el tiempo a tu lado y tienes una razón consistente de la cual no me he dado cuenta …- Hablé rápidamente como si las palabras hubiesen estado prisioneras en mis labios – Dilo ahora o calla para siempre – Era una notoria amenaza, si luego me enteraba de algo lo cual no sabía, se lamentaría de haberlo ocultado. – De lo contrario no, no me importa pasar el tiempo contigo – Agregué suavizando mi tono de voz, imitando una de sus sonrisas tan desbordantes de inocencia y dulzura.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Re: Curiosidad
Me sentí como estatua en exhibición, analizado por una exigente artista. No fue necesario tratar de inmovilizarme, ya que mi cerebro envió una orden inmediata de congelamiento a todos mis músculos. Su tacto provocó un inesperado choque que me golpeó con exquisita turbación. El suave ritmo de mi corazón se transformó en una orquesta de latidos, tan ruidosos que me pregunté si acaso ella también los escuchaba. Era una reacción algo patética que lamenté no poder controlar. Dejé salir el aire que había estado conteniendo. Observé su expresión, parecía concentrada en la contemplación de mi rostro. Sonreí, perplejo ante su actuar, sintiendo como sus dedos descubrían la sencillez de mi piel, como si tuvieran la total certeza de lo que me cubría no era más que una máscara.¿ Tan increíble resultaba?. Al menos soy mucho más alto que ella, pensé riendo internamente. La confusión en su rostro fue desapareciendo tal como el cielo se despeja después de un diluvio. Alcé las cejas y la miré con ojos divertidos y curiosos por lo que estuviera pasando por su cabeza. Más no dijo nada, y romper aquel extraño silencio me resultó imposible.
¿Interesante no? Así que te gustan… las pociones para atraer dementores, interesantes gustos
Me aclaré la garganta, ahogando una risa pronta a escaparse de mis labios. Agradecí a Merlín no haber escogido otro libro de temática más oscura.
– Deberías tener más cuidado… -
-Lo siento, no fue mi intención- me disculpé suavemente.Su súbita molestia me causó más gracia de lo que esperaba. Ese rostro suavemente crispado en una dureza que muy bien no encajaba con sus facciones angelicales, y el interesante movimiento de su mano al desplazarse con precisión sobre sus cabellos. Su manera de actuar eran más atractivos que se le atribuían a su atrapante personalidad.
Si no debería pasar el tiempo a tu lado y tienes una razón consistente de la cual no me he dado cuenta …-– Dilo ahora o calla para siempre . – De lo contrario no, no me importa pasar el tiempo contigo –
Sus palabras me hicieron reír y su sonrisa me encandiló como nunca. -¡No!, ninguna, ninguna muy grave... así que quédate a mi lado...- exclamé con entusiasmo al tiempo que tomaba una de sus manos libres como si la estuviera apresando, dando paso a una sonrisa juguetona que se manifestó con fuerza en mi labios. ¿Es que acaso no podía tener una actitud más infantil al respecto?. Procuré ser lo bastante cuidadoso en cada uno de mis movimientos, ella era tan frágil y suave como porcelana. -Aunque hay algo...- torcí el gesto, fijando toda mi atención en ella mientras nuestras manos se balanceaban al ritmo de mis palabras. - ...te querré con una facilidad impresionante, soy quizás demasiado ingenuo para tu gusto, y ah...suelo sonreír mucho...- confesé mientras me mordía el labio inferior el cual se curvaba en una inofensiva pero traviesa sonrisa con toques de expectación a lo que ella tuviera que decir. Supuse que toda mi descripción como persona resultaría detestable para un Slytherin serio y astuto, como ella, quizás.
¿Interesante no? Así que te gustan… las pociones para atraer dementores, interesantes gustos
Me aclaré la garganta, ahogando una risa pronta a escaparse de mis labios. Agradecí a Merlín no haber escogido otro libro de temática más oscura.
– Deberías tener más cuidado… -
-Lo siento, no fue mi intención- me disculpé suavemente.Su súbita molestia me causó más gracia de lo que esperaba. Ese rostro suavemente crispado en una dureza que muy bien no encajaba con sus facciones angelicales, y el interesante movimiento de su mano al desplazarse con precisión sobre sus cabellos. Su manera de actuar eran más atractivos que se le atribuían a su atrapante personalidad.
Si no debería pasar el tiempo a tu lado y tienes una razón consistente de la cual no me he dado cuenta …-– Dilo ahora o calla para siempre . – De lo contrario no, no me importa pasar el tiempo contigo –
Sus palabras me hicieron reír y su sonrisa me encandiló como nunca. -¡No!, ninguna, ninguna muy grave... así que quédate a mi lado...- exclamé con entusiasmo al tiempo que tomaba una de sus manos libres como si la estuviera apresando, dando paso a una sonrisa juguetona que se manifestó con fuerza en mi labios. ¿Es que acaso no podía tener una actitud más infantil al respecto?. Procuré ser lo bastante cuidadoso en cada uno de mis movimientos, ella era tan frágil y suave como porcelana. -Aunque hay algo...- torcí el gesto, fijando toda mi atención en ella mientras nuestras manos se balanceaban al ritmo de mis palabras. - ...te querré con una facilidad impresionante, soy quizás demasiado ingenuo para tu gusto, y ah...suelo sonreír mucho...- confesé mientras me mordía el labio inferior el cual se curvaba en una inofensiva pero traviesa sonrisa con toques de expectación a lo que ella tuviera que decir. Supuse que toda mi descripción como persona resultaría detestable para un Slytherin serio y astuto, como ella, quizás.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
Asentí con un verosímil movimiento de mi cabeza, haciendo que mis cabellos a penas se dispersaran ante aquello, cuando se disculpó por el incidente del libro. Yo por mi parte me encogí de hombros, no se podía hacer ya nada, sus manos de mantequilla ya habían soltado el libro haciendo que un sonido seco resonara por todo el lugar. Su rostro me observaba divertido como si tuviese un payaso pintado en mi cara, alcé una ceja cuando sonrió al verme hablar con seria agresividad. ¿Qué sucedía ahora? A veces Cooper se comportaba como un total niño pequeño imposible de entender, aunque para ser realista sus sonrisas infantiles causaban un extraño sentimiento de gracia en mí.
Parecía que últimamente todos tenían un apuro extremo en hablar y restarle el valor que posee el silencio, por mi parte consideraba que cuando un silencio estaba bien utilizado, valía más que mil palabras. Como era de esperar rió ante mis palabras, comencé a preguntarme si él se había fumado alguna sustancia ilícita que lo hiciera reír con tanta facilidad, considerando de que no había dicho nada que causas risa. Me había mentalizado a escucharlo con atención antes de interferir su comunicación pero aquella extraña acción de tomas una de mis manos me hizo abandonar la sonrisa que con tanto profesionalismo era capaz de imitar de él, para dar paso a un ceño pronunciado y definidamente fruncido. – Me quedaré a tu lado el tiempo que estime conveniente, pero no vuelvas a hacer eso … - Hablé seria mientras con pequeños movimientos de mi mano, me liberaba de la suya que se empeñaba por moverla de un lado para el otro como si siguiese el ritmo de una canción la cual no había oído. - ¿Me querrás? – Pregunté utilizando sus propias palabras, rodee los ojos ante ellos. Oh por Merlín! ¿En qué me había metido? – No creo que eso sea demasiado conveniente para ti pues no será reciproco – Solté con fría seguridad, estaba tan segura de que mi corazón era frío como el hielo e impenetrable como una roca, que la mínima idea de cariño me hacía sonreír. Y eso sucedió, una sonrisa se amplió hacia un costado con altivez y respingo.- Por cierto, no es necesario decir que sonríes mucho, creo que todas las paredes de Hogwarts se han dado cuenta de eso – Comenté encogiéndome de hombros, aquello era demasiado notorio que me había hecho pensar que había ingerido sustancias alucinógenas.
Fruncí los labios hacia un costado junto con mi frente logrando una expresión bastante divertida como si hubiese probado un limón, aunque para mi conllevaba un significado diferente. En cierta manera tenía razón, Campbell era demasiado inocente, iluso, ingenuo, infantil, entre otras cosas para mi gusto. Sin embargo que gastase un poco de mi tiempo a su lado no significaba que debía ser mi gusto total, con una parcial neutralidad estaría bien. - ¿Algún lugar importante que debiese conocer dentro del castillo? – Le pregunté difuminando los frunces que se habían generado en mi rostro y volví a sonreír imitando su rostro, observarlo con expresión infantil por tanto tiempo me daba facilidad de poder imitarlo a la perfección. Pestañee de forma antinatural dándome un aspecto más angelical del que se creía posible, dentro de Hogwarts debía haber un lugar secreto que yo debía conocer y buscaba que Cooper me guiara hasta aquel lugar. ¿Acaso no quería hacerlo? Se notaba a millas que solo quería gastar el tiempo a mi lado, el problema ahora era otro ¿Por qué? Obviamente una Slytherin como yo no se encuentra todos los días pero no era para tanto ¿o si? Reí por lo debajo ante mis propios pensamientos esperando la respuesta que el pequeño gatito me fuese a decir.
Parecía que últimamente todos tenían un apuro extremo en hablar y restarle el valor que posee el silencio, por mi parte consideraba que cuando un silencio estaba bien utilizado, valía más que mil palabras. Como era de esperar rió ante mis palabras, comencé a preguntarme si él se había fumado alguna sustancia ilícita que lo hiciera reír con tanta facilidad, considerando de que no había dicho nada que causas risa. Me había mentalizado a escucharlo con atención antes de interferir su comunicación pero aquella extraña acción de tomas una de mis manos me hizo abandonar la sonrisa que con tanto profesionalismo era capaz de imitar de él, para dar paso a un ceño pronunciado y definidamente fruncido. – Me quedaré a tu lado el tiempo que estime conveniente, pero no vuelvas a hacer eso … - Hablé seria mientras con pequeños movimientos de mi mano, me liberaba de la suya que se empeñaba por moverla de un lado para el otro como si siguiese el ritmo de una canción la cual no había oído. - ¿Me querrás? – Pregunté utilizando sus propias palabras, rodee los ojos ante ellos. Oh por Merlín! ¿En qué me había metido? – No creo que eso sea demasiado conveniente para ti pues no será reciproco – Solté con fría seguridad, estaba tan segura de que mi corazón era frío como el hielo e impenetrable como una roca, que la mínima idea de cariño me hacía sonreír. Y eso sucedió, una sonrisa se amplió hacia un costado con altivez y respingo.- Por cierto, no es necesario decir que sonríes mucho, creo que todas las paredes de Hogwarts se han dado cuenta de eso – Comenté encogiéndome de hombros, aquello era demasiado notorio que me había hecho pensar que había ingerido sustancias alucinógenas.
Fruncí los labios hacia un costado junto con mi frente logrando una expresión bastante divertida como si hubiese probado un limón, aunque para mi conllevaba un significado diferente. En cierta manera tenía razón, Campbell era demasiado inocente, iluso, ingenuo, infantil, entre otras cosas para mi gusto. Sin embargo que gastase un poco de mi tiempo a su lado no significaba que debía ser mi gusto total, con una parcial neutralidad estaría bien. - ¿Algún lugar importante que debiese conocer dentro del castillo? – Le pregunté difuminando los frunces que se habían generado en mi rostro y volví a sonreír imitando su rostro, observarlo con expresión infantil por tanto tiempo me daba facilidad de poder imitarlo a la perfección. Pestañee de forma antinatural dándome un aspecto más angelical del que se creía posible, dentro de Hogwarts debía haber un lugar secreto que yo debía conocer y buscaba que Cooper me guiara hasta aquel lugar. ¿Acaso no quería hacerlo? Se notaba a millas que solo quería gastar el tiempo a mi lado, el problema ahora era otro ¿Por qué? Obviamente una Slytherin como yo no se encuentra todos los días pero no era para tanto ¿o si? Reí por lo debajo ante mis propios pensamientos esperando la respuesta que el pequeño gatito me fuese a decir.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Re: Curiosidad
– Me quedaré a tu lado el tiempo que estime conveniente,pero no vuelvas a hacer eso …
Soltó mi mano con lentitud y entonces me pregunté si había sido un gesto muy atrevido de mi parte. -Nunca más- prometí, alejándome un paso hacia atrás. Dí un pequeño suspiro y adopté una expresión acongojada , sintiéndome profusamente idiota, estúpido, y todos los insultos existentes. ¿En que estaba pensando cuando tomé su mano?. Ella desprendía toda esa aura que caracteriza a una fina y respetable serpiente. Deseé que un libro me tragara. La alegría se difuminó de mis labios tan pronto como el aire se volvió tenso e incómodo. Por un momento pensé que ella se marcharía y se buscaría a una persona más... ¿cuerda?. Me obligué a no sonreír más, o al menos hasta donde mis fuerzas me lo permitieran. Ceñí mi rostro en una máscara lo suficientemente neutral como para no molestarla, enmendar un poco mi retrato infantil reemplazándolo por alguien más serio podría funcionar.
-¿Me querrás?- No creo que eso sea demasiado conveniente para ti pues no será
Desvié mi vista con brusquedad. No eran sus palabras lo que me habían causado mayor impresión, incluso creo que hubiera reído, más la frialdad en su tono fue lo que me dejó enfrascado en una monotonía temporal, tanteando por traspasar la zona más débil que me conformaba. Sin embargo me esforcé por curvar los labios en algo que pareciera sonrisa. -Entonces, intentaré evitarlo- mentí en apenas un susurro. Fruncí los labios y miré su rostro apenas unos segundos. Ya no era divertido, y mi decepción creció.
Por cierto, no es necesario decir que sonríes mucho, creo que todas las paredes de se han dado cuenta de eso
Reí sin muchas ganas, con mi atención fija en el suelo. Tenía razón.
-¿Algún lugar importante que debiese conocer dentro del castillo? –
Mis labios se curvaron seducidos por su pregunta, mientras a mis ojos volvía ese brillo característico y travieso. Levanté mi vista y la observé. Otra vez volvía a emplear su arrebatadora imagen de pura y casta inocencia, la cual no se podía ignorar. Pero... entrecerré los ojos algo deslumbrado, ¿que pretendía?. Las cosas no me encajan a la perfección después de haber presenciado en ella la típica personalidad sofisticada de un Slytherin. Le resté importancia a aquello, ¿desde cuando un miembro de esa casa era fácil de comprender?. Solo debía mentalizarme en mantener la distancia adecuada entre los dos y una actitud que no sobrepasara lo infantil.
-Sí... ¿quieres ir, ahora?- pregunté con amabilidad, controlando el entusiasmo en mi voz, la cual sin duda se expresaba en mi rostro.
Soltó mi mano con lentitud y entonces me pregunté si había sido un gesto muy atrevido de mi parte. -Nunca más- prometí, alejándome un paso hacia atrás. Dí un pequeño suspiro y adopté una expresión acongojada , sintiéndome profusamente idiota, estúpido, y todos los insultos existentes. ¿En que estaba pensando cuando tomé su mano?. Ella desprendía toda esa aura que caracteriza a una fina y respetable serpiente. Deseé que un libro me tragara. La alegría se difuminó de mis labios tan pronto como el aire se volvió tenso e incómodo. Por un momento pensé que ella se marcharía y se buscaría a una persona más... ¿cuerda?. Me obligué a no sonreír más, o al menos hasta donde mis fuerzas me lo permitieran. Ceñí mi rostro en una máscara lo suficientemente neutral como para no molestarla, enmendar un poco mi retrato infantil reemplazándolo por alguien más serio podría funcionar.
-¿Me querrás?- No creo que eso sea demasiado conveniente para ti pues no será
Desvié mi vista con brusquedad. No eran sus palabras lo que me habían causado mayor impresión, incluso creo que hubiera reído, más la frialdad en su tono fue lo que me dejó enfrascado en una monotonía temporal, tanteando por traspasar la zona más débil que me conformaba. Sin embargo me esforcé por curvar los labios en algo que pareciera sonrisa. -Entonces, intentaré evitarlo- mentí en apenas un susurro. Fruncí los labios y miré su rostro apenas unos segundos. Ya no era divertido, y mi decepción creció.
Por cierto, no es necesario decir que sonríes mucho, creo que todas las paredes de se han dado cuenta de eso
Reí sin muchas ganas, con mi atención fija en el suelo. Tenía razón.
-¿Algún lugar importante que debiese conocer dentro del castillo? –
Mis labios se curvaron seducidos por su pregunta, mientras a mis ojos volvía ese brillo característico y travieso. Levanté mi vista y la observé. Otra vez volvía a emplear su arrebatadora imagen de pura y casta inocencia, la cual no se podía ignorar. Pero... entrecerré los ojos algo deslumbrado, ¿que pretendía?. Las cosas no me encajan a la perfección después de haber presenciado en ella la típica personalidad sofisticada de un Slytherin. Le resté importancia a aquello, ¿desde cuando un miembro de esa casa era fácil de comprender?. Solo debía mentalizarme en mantener la distancia adecuada entre los dos y una actitud que no sobrepasara lo infantil.
-Sí... ¿quieres ir, ahora?- pregunté con amabilidad, controlando el entusiasmo en mi voz, la cual sin duda se expresaba en mi rostro.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Re: Curiosidad
Cada mínimo detalle era presenciado por mi mirada, cada cambio de expresión que proyectaba su rostro era evidente para mí, nada pasaba desapercibido. Desde su rostro con luces apagadas en donde se evidenciaba un sentimiento de decepción, hasta la evidente alegría al escuchar mi última pregunta. Me preguntaba qué cosas pasaban por su cabeza en aquellos momentos, desde que nos habíamos topado me trasmitió un extraño sentimiento lleno de duda. Me intrigaban tanto sus cambios de actitud que estuve a punto de utilizar legeremancia pero aquello sería darle demasiada importancia a Campbell y sus absurdos pensamientos. De seguro solo me encontraría con puntos suspensivos o espacios en blanco en vez de interesante información, como fuese, no debía pensar en ello de lo contrario sacaría mi varita y murmuraría aquella palabra que me haría poseer el total control de sus pensamientos, sus recuerdos y todo aquello que se escondía bajo su cabello – Si, quiero ir ahora – Le respondí notando como trataba de ocultar la alegría que sentía por dentro y que brillaba en su mirada. Sonreí ampliamente la emoción que podía generar solo con un par de palabras y una buena actuación.
Tomé de su muñeca presionándola ligeramente y tiré de él, comencé a caminar hacia la salida de la biblioteca sin soltarlo ni un segundo. Avanzamos entremedio de los libros sin hacer mucho ruido ya que había estudiantes de todas las casas leyendo en sus bancos. Algunos alzaban la vista para observarnos, otros simplemente seguían en su mundo. Me pregunté qué pensarían aquellos que nos miraban curiosos, aquello era interesante pero no lo suficiente para distraerme. Así seguí caminando con paso firme y altivo hasta llegar a la puerta del lugar, paré de golpe y diré mi cuerpo para observar a Cooper – Y ... a donde vamos? – Le pregunté tranquilamente, ansiosa y curiosa, como si de una sorpresa se tratase. Una enorme sonrisa se expandió en todo mi rostro, cálida y llena de sentimiento. En ese aspecto era como una niña pequeña llena de anhelos y emociones.
Tomé de su muñeca presionándola ligeramente y tiré de él, comencé a caminar hacia la salida de la biblioteca sin soltarlo ni un segundo. Avanzamos entremedio de los libros sin hacer mucho ruido ya que había estudiantes de todas las casas leyendo en sus bancos. Algunos alzaban la vista para observarnos, otros simplemente seguían en su mundo. Me pregunté qué pensarían aquellos que nos miraban curiosos, aquello era interesante pero no lo suficiente para distraerme. Así seguí caminando con paso firme y altivo hasta llegar a la puerta del lugar, paré de golpe y diré mi cuerpo para observar a Cooper – Y ... a donde vamos? – Le pregunté tranquilamente, ansiosa y curiosa, como si de una sorpresa se tratase. Una enorme sonrisa se expandió en todo mi rostro, cálida y llena de sentimiento. En ese aspecto era como una niña pequeña llena de anhelos y emociones.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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Re: Curiosidad
No alcancé a hacer nada más, ya que antes de que pudiera actuar su mano estaba atada alrededor de mi muñeca. Arrugué el entrecejo incapaz de reaccionar ante aquello, como si me hubiese silenciado. Su agarre no resultaba necesariamente incómodo, pero no me agradó del todo, era como estar apresado. Una mueca de molestia se coló en mi rostro con sutileza. "Sé el camino, no te preocupes", pensé en decirle. Aún así me dejé arrastrar por temor a molestarla, con la vista clavada directamente hacia su nunca y el largo cabello color bronce que la cubría. Mientras nos desplazábamos, la extraña situación no pasó desapercibida para los curiosos que nos observaron con presunción . Emily parecía dejar en claro su superioridad en cada uno de sus pasos los cuales desplegaban autoridad y respeto. No sabía que pensar al respecto. Ni siquiera sabía que pensar de ella con claridad... era una mezcla perfecta entre inocencia y frialdad difíciles de entender, reí por lo bajo al pensar aquello, aún así me seguía pareciendo adorable.
– Y ... a donde vamos? –
Pasó un segundo en los que me quedé en blanco, mirándola. Su sonrisa bordada en dulzura una vez más me hizo perder el hilo de los pensamientos, llevándolos a la lejanía. La candidez de su imagen se expandió por todo mi cerebro como si doliera, algo parecido a como los ojos no aguantan con eficacia la luz del sol. ¿Y es que como podía ser algo y después todo lo contrario?. Arranqué mi vista de ella algo pasmado y puse en marcha mis pensamientos. ¿Donde la iba a llevar?. La sala de los Menesteres era lejos, el lugar más mágico y escondido que había en Hogwarts, por lo que no dudé ningún segundo más en llevarla hasta allí.
-Sorpresa, pequeña- solté con voz musical y una sonrisa tranquila. Me disponía a caminar cuando me percaté de que aún me tenía afirmado. Quedé paralizado, sin saber que hacer. ¿Debía guiarla de esa forma? no, es descortés tomar a una mujer de la muñeca ¿no?. Tampoco podía caminar así como así. Me mordí el labio con urgencia... tomarla de la mano ni siquiera era recomendable después de lo ocurrido. ¿Pero que otra opción me quedaba?. Con algo de nerviosismo le extendí una mano dubitativa e insegura, que amenazaba con retroceder en cualquier instante.
-¿Te... molestaría hacerme el honor...?- le pregunté en un leve suspiro y una sonrisa tímida, desviando mis ojos hacia cualquier otro punto con tal de no ver la expresión de su rostro. - Es un recorrido largo, lo haremos rápido...- le aseguré volviendo a posar mi vista sobre ella, afanado por atisbar alguna señal positiva que me brindaran sus ojos.
– Y ... a donde vamos? –
Pasó un segundo en los que me quedé en blanco, mirándola. Su sonrisa bordada en dulzura una vez más me hizo perder el hilo de los pensamientos, llevándolos a la lejanía. La candidez de su imagen se expandió por todo mi cerebro como si doliera, algo parecido a como los ojos no aguantan con eficacia la luz del sol. ¿Y es que como podía ser algo y después todo lo contrario?. Arranqué mi vista de ella algo pasmado y puse en marcha mis pensamientos. ¿Donde la iba a llevar?. La sala de los Menesteres era lejos, el lugar más mágico y escondido que había en Hogwarts, por lo que no dudé ningún segundo más en llevarla hasta allí.
-Sorpresa, pequeña- solté con voz musical y una sonrisa tranquila. Me disponía a caminar cuando me percaté de que aún me tenía afirmado. Quedé paralizado, sin saber que hacer. ¿Debía guiarla de esa forma? no, es descortés tomar a una mujer de la muñeca ¿no?. Tampoco podía caminar así como así. Me mordí el labio con urgencia... tomarla de la mano ni siquiera era recomendable después de lo ocurrido. ¿Pero que otra opción me quedaba?. Con algo de nerviosismo le extendí una mano dubitativa e insegura, que amenazaba con retroceder en cualquier instante.
-¿Te... molestaría hacerme el honor...?- le pregunté en un leve suspiro y una sonrisa tímida, desviando mis ojos hacia cualquier otro punto con tal de no ver la expresión de su rostro. - Es un recorrido largo, lo haremos rápido...- le aseguré volviendo a posar mi vista sobre ella, afanado por atisbar alguna señal positiva que me brindaran sus ojos.
Cooper Campbell- ~Prefecto G.~
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Fecha de inscripción : 06/06/2010
Re: Curiosidad
Una vez en la puerta su rostro volvió a parecer de otro planeta como si tuviese algo extraño en el rostro que lo dejase atontado cada vez que sonreía. No sabía con exactitud si aquello era bueno o malo, pero me parecía demasiado gracioso aunque no iba a reír en todo momento por las absurdas caras que colocase Campbell. Después de un momento en donde parecía con la cabeza en otro mundo, volvió a la realidad mientras desviaba su vista de aquello que lo hacía perder la cabeza. Si creía que no me percataba de cada uno de sus movimientos, estaba muy equivocado. Por fin luego de una pequeña espera que me pareció eterna pronunció palabras, de una forma dulce y tranquila, como todo Gryffindor confiable y leal. ¡Bah! No sabía en qué lío me estaba metiendo, pero ese gatito a medida que avanzaba el tiempo, se iba ganando cada vez más mi aceptación, no total pero algo era algo. No dije nada por su adjetivo calificativo, ya que estaba evitando discusiones fuerte y aunque si, fuese menor que él de edad y estatura, él no debía decirme de aquella manera. Era solo Emily para aquel rojito.
Incliné mi rostro ligeramente hacia un costado mientras titubeaba aquella pregunta y lo hacía con justa razón, ir de la mano con un Gryffindor era una idea descabellada, aunque interesante. ¿Qué diría Steve cuando vieran a su pequeña hermanita de la mano de un león? Mis labios se curvaron al pensar en ello y sin tomarle el peso a lo que iba a realizar, asentí con un suave movimiento de mi cabeza – Solo si será rápido – Agregué colocando una condición, no me importaba en lo absoluto si se cumplía o no, pero dar órdenes y tener el control de la situación era algo que no podía evitar. - ¿Qué tan largo es el recorrido? – Pregunté mientras mi mano se estiraba en su dirección y se aferraba a la suya. Si no quería que Cooper terminase pensando que se encontraba frente a la presencia de un vampiro, debía recordar usar guantes. Mi temperatura corporal solía ser baja y ello no significaba que estuviese mal de salud, simplemente era así. Pero no todas las personas consideraban normal aquello.
Moví mi mano sobre la suya de forma incomoda, no me parecía grata la forma en que había capturado su mano por lo que sin previo aviso, entrelacé nuestras manos de forma bastante romántica para ser cierto. Solo esperaba que él no se pasase el rollo de su vida por aquello, solo eran manos entrelazadas más significado no tenia ¿cierto?. Giré mi rostro hacia un costado y vi mi reflejo en un vidrio, me veía tan sonriente que mi propia imagen logró espantarme ¿Qué estaba pasando? Agité mi cabeza horizontalmente eliminando aquella imagen de mi misma mientras mi rostro se volvía inexpresivo y frío como una estatua. Así era siempre y así debía serlo siempre, no existía nadie que me hiciese cambiar y mucho menos un iluso Gryffindor. Un adorable Gryffindor…- ¿vamos? - Pregunté con expectante ilusión de conocer aquel lugar del cual no tenía remota idea, era una sorpresa que quería averiguar aunque yo misma había propuesto visitar aquel lugar.
Incliné mi rostro ligeramente hacia un costado mientras titubeaba aquella pregunta y lo hacía con justa razón, ir de la mano con un Gryffindor era una idea descabellada, aunque interesante. ¿Qué diría Steve cuando vieran a su pequeña hermanita de la mano de un león? Mis labios se curvaron al pensar en ello y sin tomarle el peso a lo que iba a realizar, asentí con un suave movimiento de mi cabeza – Solo si será rápido – Agregué colocando una condición, no me importaba en lo absoluto si se cumplía o no, pero dar órdenes y tener el control de la situación era algo que no podía evitar. - ¿Qué tan largo es el recorrido? – Pregunté mientras mi mano se estiraba en su dirección y se aferraba a la suya. Si no quería que Cooper terminase pensando que se encontraba frente a la presencia de un vampiro, debía recordar usar guantes. Mi temperatura corporal solía ser baja y ello no significaba que estuviese mal de salud, simplemente era así. Pero no todas las personas consideraban normal aquello.
Moví mi mano sobre la suya de forma incomoda, no me parecía grata la forma en que había capturado su mano por lo que sin previo aviso, entrelacé nuestras manos de forma bastante romántica para ser cierto. Solo esperaba que él no se pasase el rollo de su vida por aquello, solo eran manos entrelazadas más significado no tenia ¿cierto?. Giré mi rostro hacia un costado y vi mi reflejo en un vidrio, me veía tan sonriente que mi propia imagen logró espantarme ¿Qué estaba pasando? Agité mi cabeza horizontalmente eliminando aquella imagen de mi misma mientras mi rostro se volvía inexpresivo y frío como una estatua. Así era siempre y así debía serlo siempre, no existía nadie que me hiciese cambiar y mucho menos un iluso Gryffindor. Un adorable Gryffindor…- ¿vamos? - Pregunté con expectante ilusión de conocer aquel lugar del cual no tenía remota idea, era una sorpresa que quería averiguar aunque yo misma había propuesto visitar aquel lugar.
Emily Greyback- ~Prefecta S.~
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