Descubrir tu misterio (Cooper Campbell)

Aquel día me sentía realmente motivado. Una gran sonrisa cubría mi rostro con muy poca elegancia, dejándose ver casi con vida propia, como si hablase. Mi ropa era casual, sólo una bufanda orgullosamente roja y amarilla me delataba. Quería estar especialmente solo, y Hogsmade parecía un buen lugar para distraerse de la rutina y lo de más . Fui de tienda en tienda hasta llegar a mi favorita; HoneyDukes... me detuve a mirar con impetuosa adoración los dulces. Al final me decidí por llevar algunas ranas de chocolate y salí , dejando que mis pies me guiasen por aquel rumbo que estimasen conveniente. Pero un pensamiento casual acudió a mi, y sentí esa extraña sensación de que tienes que hacer algo porque sí. Ir a la Casa de los Gritos era uno de esos deseos que se habían depositado en mi con la rapidez de un pestañeo. Una fría corriente de viento me acarició el rostro, poniéndole más énfasis a la escena. Había oído hablar muchas cosas sobre tal Casa, pero pocas veces me había dado el trabajo de averiguarlo por mi mismo. Suspiré, sonriendo con aires de aventura. Masqué una rana y me encaminé hacia mi insospechado destino.
La casa sobresalía como una gran mancha gris y lúgubre más parecida al aspecto de un antiguo retrato que muchos solo se atrevían a mirar por segundos antes de que el miedo les sucumbiera. Entrecerré los ojos, era realmente aterradora si se precisan los detalles que la imponían. Pero no me provocaba más que una tremenda soledad. Me acerqué más cuando me percaté, con asombro, como una estudiante se dirigía hacia una de las ventanas para mirar hacia el interior. Dí unos cuantos pasos más, curioso por averiguar quien era la chica que realizaba tal acto de valentía.

Cuando de repente, la chica se volteó con un rápido movimiento que me pilló desprevenido. Mi cuerpo retrocedió impulsivamente, como si temiera asustarla. Su mirada alerta me hizo sentir un psicópata en pleno acto de seguimiento. Pero quería explicarle que no era así, que simplemente era una casualidad.
Mi boca se abrió ligeramente, mientras buscaba las palabras adecuadas para este tipo de encontrón.

-Hola- le saludé algo divertido por la situación- ... te vi a lo lejos y se me ocurrió acercarme- atiné a decir en un susurro y un movimiento nervioso de mis dedos sobre mis labios. No bastó esperar a terminar la frase para sentirme completamente idiota, pero a pesar de todo, sonreí afable. - ¿Te molesto?- le pregunté en un tono de desesperante candor.

En verdad que no esperaba a nadie por esa zona de Hogsmeade, y quizás por eso mismo me había sorprendido de aquella manera. O bien podía admitir que un poco me había asustado, pues tenía aquellos síntomas de un susto, pero viendo que solo era un estudiante más, tales síntomas desaparecieron, pero de todas formas no dije absolutamente nada.

Observé al chico un instante, por su reacción supe que, probablemente, él se había dado cuenta que me había sorprendido. Reí internamente, si él hubiera planeado eso no le habría salido mejor. Continué en silencio, justo en el lugar que estaba, pues parecía que él diría alguna cosa, así que aguardé que hablara.

Respondí a su saludo con un ligero movimiento de la mano y una sonrisa tranquila, dándole a entender que estaba todo bien. Cuando escuché su explicación lo miré extrañada, no entendiendo muy bien a que se refería. Pensé que quizás quería averiguar qué loca se había acercado hasta aquella vieja casa, siendo que la gran mayoría de los estudiantes la evitaba, según tenía entendido. Pues bien, esa loca era yo, así que simplemente reí luego de su explicación.

- No- respondí a su pregunta- siempre y cuando no quieras convencerme de...- repentinamente quedé callada y me giré hacia la casa. Lo pensé un poco y, ya que había empezado a hablar, debía acabarlo- ...que estar acá es una locura- finalicé la frase sin terminar volviendo mi mirada hacia él- No molestas- repetí encogiéndome de hombros.

La risa melódica de la chica me contagió con una facilidad absurda. Luego, examiné mis palabras anteriores. ¿Que le habría hecho tanta gracia?. Estuve apunto de preguntarle, mas callé y la observé con un gesto divertido. Escruté más su rostro, creía haberla visto en varias oportunidades merodeando por Hogwarts. Era una chica linda, bajita y con un aspecto tan frágil que me incitó a preocuparme por su salud.

Asentí con ánimo, esperando a que finalizara sus palabras. Como distracción, miré un fragmento de tiempo la Casa que se extendía justo atrás de ella, como una cosa horrenda que contrastaba con todo lo de más.

Reí levemente al escuchar su suposición. No pensaba que fuera una loca, más bien alguien con más agallas que el resto.

- ¡Oh, Merlín, no...!- exclamé exagerando dramatismo en mi tono. Reí y hablé con la sonrisa aún intacta en mi rostro. - ¿Con quien crees que hablas...?- le pregunté haciendo un mohín, ya que lo último que me caracterizaba era la cordura. -De lo único que te convencería sería...- me froté el mentón - que entráramos- exclamé sonriendo con falsa malicia. La idea en sí era tentadora, pero sabía que era imposible puesto que muchos lo habían intentando ya, sin ningún éxito.

Me encogí de hombros al escucharlo, pues no sabía cuál podía ser su opinión al respecto. Reí un poco, tranquila de saber que no me detendría en mi locura y continué escuchando, mostrando curiosidad por saber qué sería lo único de lo que intentería convencerme.

Al escucharlo me quedé helada por un par de segundos, ahora bien, o yo era demasiado transparente o todos tenían capacidad para saber qué cosas pasaban por mi mente. Olvidé aquel asunto y sonreí, quizás porque había encontrado alguien que me entendía. Si bien no había hablado de aquello con nadie, sabía que muchos dirían que abandonara la idea, que era peligroso y no sé cuántas otras cosas más. Pero aquel chico, a quién ya había visto alguna vez en clase y por algún otro lado, parecía tener aquella misma idea que yo había tenido tiempo atrás. Fue aquello lo que me dio la confianza suficiente para comentarle lo que hacía tiempo venía pensando.

- No te será difícil convencerme de eso- respondí con una sonrisa y volví, por un instante, la mirada hacia aquella vieja casa ¿acaso él sabía cómo entrar y por eso lo proponía? ¿o sólo era una idea, para intentar averiguar cómo entrar? Solo había una forma de saberlo- ¿Sabes cómo entrar?- pregunté dirigiéndole una mirada llena de esperanzas de que eso fuera así. Estaba convencida que había una manera de entrar, aunque no la conocía y sabía que muchos habían intentado encontrarla pero sin tener éxito. Aguardé su respuesta con algo de impaciencia.

Fruncí los labios a su pregunta, la verdad no tenía ni la mas vaga idea. Ladeé suavemente la cabeza hacia un costado, contemplando el escaso atractivo de la Casa, pero las ideas no acudían a mi cabeza. Un hechizo ordinario no bastaría para entrar, todos lo sabían.

-No... lo siento- me hundí de hombros y suspiré. La miré y descubrí el brillo de esperanza en sus ojos. Desilusionar a la chica me hacia sentir mal de alguna forma por lo que abrí mi boca con las intenciones de darle explicaciones al respecto del por qué no tenía los conocimientos suficientes, pero me frené. Era muy exagerado, así que solo me limité a clavar mi vista en el suelo. -Hay una forma, pero temo que solo personas concretas lo saben...- repliqué mirando una vez más la Casa. Me acerqué más a ella y le sonreí con cierta timidez.-... ¿y que tiene ésto que te llame tanto la atención?- pregunté procurando ser lo bastante cuidadoso en el tono que utilizaba las palabras. Entrecerré los ojos y me mordí el labio inferior a la espera de su respuesta.

Ante su respuesta negativa mi esperanza se desvaneció, pero era culpa mía por haberme ilusionado de aquella manera, bien sabía que él podía o no saber cómo entrar a la casa y debería de haberme preparado para recibir cualquiera de las dos respuestas. Miré de manera distraída la casa de los gritos, no quería que él notara mi desilusión y se sintiera mal de alguna forma; pero cuando escuché le próximo que dijo mis esperanzas se vieron renovadas.

¿Dos personas que lo sabían? Traté de pensar quiénes podrían ser pero no se me ocurría y las posibilidades eran más que amplias. Aunque podía descartar unas cuantas personas aún quedaban muchas que podrían serlo. Volví mi mirada hacia mi compañero, pero no pregunté nada pues de seguro ya sabría lo que me estaba preguntando. No esperaba que supiera, esta vez me preparé para escuchar una respuesta así, pero de todas formas de alguna manera averiguaría quienes eran. Seguramente no querrían compartir el secreto conmigo... ¿estaría mal si los siguiera y lo averiguara de esa forma? Algo me dijo que un poco mal estaría, pero decidí penar que hacer más tarde.

- Todo- me apresuré en responder a su pregunta, me parecía algo extraño que lo preguntara porque ¿qué no tenía esa casa para llamar la atención de los demás? Pero claro, debía ser de los pocos que se atrevían a intentar averiguar algo más de lo que se suponía- Es decir... todo el mundo cuenta historias sobre esta casa pero ¿acaso son todas ciertas?- comencé a hablar. Había encontrado alguien que me entendía, alguien con quién podía hablar sobre todas aquellas cosas que hacía tiempo venía pensando- Yo no lo creo... las personas suelen inventar muchas cosas sobre todo cuando algo les asusta- me encogí de hombros- Quisiera saber qué es lo que en realidad hay dentro... si es que hay algo- comenté en tono divertido- ¿Tú que crees que haya?- pregunté con curiosidad por saber su opinión al respecto.

Asentí a lo que dijo sobre el temor de las personas, era muy cierto. Me hundí de hombros. La verdad esta casa me había causado una curiosidad terrible los primeros años, la que se fue silenciando mientras todos mis sentidos se acostumbraron a su esencia. Ahora solo me provocaba un simple matiz de sensaciones extrañas y familiares, como sí la conociera, lo que era absolutamente irrelevante. Era como tener un amigo muy raro, pero al final aceptarlo como es y rendirte a la idea de que alguna vez lo podrás conocer a la perfección. Moví los labios hacia un costado antes de responder a su pregunta.


-Bueno, aparte de ratones, arañas y mucha mugre...- enumeré sonriendo amplamiamente- Un espíritu que evidentemente le gusta quejarse en las noches... .- añadí con algo de humor y verdad. Pues era claro que esa casa no estaba especialmente vacía. Por algo se llamaba la casa de los gritos ¿no?. -Sinceramente...- suspiré- vivimos en un mundo tan mágico que cualquier cosa puede ser posible...- concluí con gesto ausente.

Reí al escuchar lo primero que dijo. Seguramente debía haber todo aquello, después de todo ¿hacía cuanto tiempo que nadie entraba allí? Años seguramente... y quizás muchos. Respecto a las personas que sabían como entrar, era imposible que entraran precisamente a limpiar la casa. Reí una vez más por aquello, pues si yo conseguía descubrir la manera de entrar, lo que menos me preocuparía por hacer sería una limpieza, mi objetivo era otro.

Un espíritu pensé para mi misma volviendo mi mirada hacia él mientras continuaba escuchando su opinión al respecto. Era una posibilidad, o quizás había alguna otra criatura mágica pero sí estaba claro que la noche era el momento para uqejarse. Todas las historias que había escuchado tenían aquello en común, y más de una vez había cruzado por mi mente que, si llegaba a descubrir como entrar, lo haría en la noche. Podía ser una locura e incluso peligroso, lo sabía, pero mi curiosidad era mucho más fuerte que mi sentido común.

- Es posible- comenté finalmente cuando él acabó de hablar- Incluso puede que algún gracioso la haya hechizado para que se escuchen cosas por la noche ¿no?- me aventuré a decir, aunque quizas esa era una explicación muy rebuscada. Lo más seguro era que hubiese algo o alguien- O quizas una bestia o... no lo sé- suspiré finalmente y me alejé un poco de la casa, convencida ya que ver a traves de las ventanas no me daría nada nuevo, y quedé más cerca de mi compañero- Eres testigo de esto. No me iré de Hogwarts sin haber entrado al menos una vez allí dentro- comenté como una promesa que debía cumplir, y cómo bien acababa de decir, él era mi testigo. De ser necesario intentaria averiguar de alguna manera quiénes sabían como entrar y, de alguna otra, les sacaría esa información.

(Awww eres prefecto, felicidades ^^)

Sonreí ante sus palabras. Sí, habían muchos chistosos capaces, incluso yo lo habría hecho en alguna oportunidad... aunque claro, no le hallaba el sentido a hechizar algo solo para asustar a la gente, o quizás se debía más a que mi lado bueno era mayoritario y bloqueaba ese tipo de actitud.

Asentí sonriendo, a la palabra bestia enseguida se me vino a la mente la imagen de los hombres lobo, ellos realmente me causaban mucha curiosidad. Respiré pausadamente mientras me mecía sobre mis talones, tanta inmovilidad comenzaba a molestarme de sobremanera.

-No te preocupes, no saldrá de mi... y cuando lo hagas, me gustaría ir contigo- aseguré dedicándole una sonrisa confiable. - Oh- puse un dedo en mis labios como si hubiera recordado de algo terrible, y lo era... ¡ni siquiera nos habíamos presentado!. - Soy Cooper Campbell, prefecto- me presenté con una elegancia burlesca hacia mi propio título. Formé una mueca irónica dándole a entender que eso no me hacía sentir orgulloso para nada. Definitivamente era algo muy extraño. -El que me nombró está mal de la cabeza- solté con una mueca infantil y genuina.


(Ohh pensé que te había respondido, sorry T____T y gracias jaj e__e)

((no te preocupes, igual y yo estuve unos días sin internet xD))

- Bien... Entonces, cuando descubra el secreto serás la primera persona a la que se lo diga- dije bastante segura de lo que decía, después de todo nunca había encontrado a alguien más que se interesara por entrar a esa casa, aunque muchos se debían a que ni siquiera se los había preguntado. Y si no lo había hecho era porque, en los primeros años, al comentarlo, me tomaban por una loca e imprudente. Y suponía que ahora sucedería lo mismo...

Volví la mirada hacia mi compañero al escuchar su exclamación ¿acaso había sucedido algo malo? Me quedé en silencio, a la expectativa, cuando volvió finalmente a hablar y lo comprendí todo. Me causo gracia, más por el hecho de que aquello era algo que solía pasarme, últimamente más seguido. Hablar con alguien sin conocer siquiera su nombre... lo de las presentaciones, era algo que realmente olvidaba y si mis padres se enteraban seguramente me colgarían, pues se suponía que aquello debía tenerlo ya incorporado.

- Annabelle Blackraven- me presenté luego que él lo hiciera. Prefecto de Gryffindor, aunque no parecía muy convencido de merecer aquel título, lo cuál me parecía ilógico. Elegían bastante bien a los prefectos a mi parecer, era así como yo no lo era. Caminé un poco por allí hasta pararme frente a Cooper y mirarlo con aquella mirada analizadora.

- A mi parecer eres un chico que normalmente no se mete en líos y que distingue perfectamente lo que esta bien de lo que está mal- comenté luego de observarlo y reí un poco- También debes ser un buen estudiante y responsable- más o menos lo contrario a mí, pensé divertida. Quizás no era tan acertado lo que estaba diciendo, después de todo tenía muy en claro que, en ocasiones, las apariencias engañaban. Pero me divertía hacer, de vez en cuando, aquel papel de chica con poderes psíquicos o algo así- Y eso hace a un buen prefecto... con lo que concluyo que el que te nombró, está bien de la cabeza- agregué con gracia y volví un instante la mirada hacia la casa. Una de mis ideas era, cuando supiera como entrar, venir de noche; pero seguramente con Cooper, aquella excursión debería ser durante el día, cuando visitáramos el pueblo.

Sonreí, la idea de entrar a la casa ahora prometía más diversión , contando con la compañía de la agradable chica.

-Un gusto... te diré Belle, es lindo- propuse con alegría- aunque no me dejes...- añadí con cierta malicia infantil en mi voz. Me hundí de hombros hacia sus siguientes palabras. Y es que la verdad, no me consideraba un estudiante ejemplar o digno de ser un amargado prefecto. -Sí... supongo que tengo un buen corazón, pero eso no basta- le dije, curvando los labios hacia un costado en una mueca estúpida. -Es fácil para los estudiantes sobornarme...- agregué en una risa, mientras tomaba un palo y comenzaba a dibujar una cara bastante deforme en la tierra. (off: o nieve.. depende(?)- Soy muy influenciable, así que no te preocupes... si ahora mismo rompieras las ventanas para entrar a la casa... no te lo sancionaría...- hablé con humor, dibujandole el cabello a mi lindo personaje de tierra.- Aunque claro, tendrías que darme algo a cambio... un chocolate o algo así- sonreí de lado, más por la gracia que me hacia mi nula habilidad al dibujo.

(perdón la tardanza T_T)

-¿Solo un chocolate?-
-Obviamente no- aclaré alzando una ceja divertida- debe tener un toque personal que me conquiste- comenté ensanchando mi natural sonrisa.

Escuché con gracia como aseguraba no hacer nada ilegal contra mi persona. Las buenas intenciones de Belle me hicieron sonreír.

-¿Me permites?-
Asentí ligeramente dejando que irrumpiera en mi obra de arte, y esperé expectante a su actuar.
Reí al ver el claro retrato de la profesora loca; Trelawney. Me imaginé su voz psicótica prediciendo un suceso atroz en la vida de alguien.
-¡Sí, es igual!- exclamé entre risas. -Tienes talento, pero creo que debería sancionarte por burlar al profesorado...- fingí seriedad situando un dedo en mi mentón, mientras fruncía levemente los labios. Y a continuación, una mueca juguetona se entrevió en mi rostro antes de empujar a Belle suavemente con mi cuerpo.Los dos caímos en la nieve blanda sin mucho estrépito.

-Ups...- susurré con inocencia fijando mi vista en Belle. Reí sin parar situándome justo a su lado, completamente estirado. Comencé a mover mis brazos y pies para formar el típico ángel de nieve. (dejemos con que es nieve *_* XD). Respiré con lentitud mirando hacia el cielo, me sentía tan cómodo. - Dime Belle...- susurré con calma aunque un deje de travesura seguía intacta en mi voz. -¿Que quieres hacer cuando salgas de Hogwarts?-pregunté.