Rabia ~ (Emily)

Venía maldiciendo en mi fuero interno por estar en aquel lugar, era tan enorme que me perdía constantemente. Las escaleras nunca estaban a mi favor y los fantasmas se escondían al verme pasar por el mismo lugar más de una vez. Ya había tenido un encuentro con una de esas almas en pena en donde había terminado arrancando de su cuadro y ¿Qué más podría esperarse? Yo estaba exasperada y esas cosas no hacían más que entrometerse en mi camino. Como sea, buscando el aula de Aritmancia entré al lugar equivocado. Ingresé por una puerta bastante dejada a la mano de dios, no tenía ningún anuncio afuera, ningún cartel ni nada que explicase a donde estaba ingresando. Sin embargo pasé por alto aquello y entré al lugar, empujé la puerta con sumo cuidado ya que parecía que se iba a desarmar. Era extraño que detrás de eso existiese una sala de clases pero en Hogwarts, todo era raro.

Di un bufido que seguramente se escuchó por todo el lugar cuando me percaté que había entrado a un baño. ¿Un BAÑO? Oh por Merlín, no podría estar más perdida ¿Dónde diablos estaba aquella sala? Saqué mi varita de mi bolsillo y la apreté entre mis manos, estaba moleta, muy molesta por ese incomprensible lugar. Como mínimo debería existir un mapa o un radar, algo que me indicase por donde voy y en donde estoy. Alcé mi varita molesta y con un hechizo trivial quebré uno de los espejos haciéndolo explotar en cientos de pedacitos que volaron por todos lados. El baño no era un prodigio lugar por lo que un espejo menos pasaría inadvertido.

Estaba a punto de irme cuando escuché un grito que me hizo pegar un salto en donde podría decir que toqué el cielo con las manos. Abrí los ojos de par en par, si la idea era asustarme lo había logrado con exactitud. ¿Más fantasmas? – Perfecto… - Musité cuando vi a una muchacha flotando, posarse delante de mí. Pero todo se volvió menos importante cuando… oh, no. La chica Ravenclaw, novia del chico que me había ayudado en el lago, estaba en el baño al igual que yo y al parecer el pequeño ‘detalle’ del espejo no había pasado desapercibido ya que su mirada se encontraba depositada en mi con una extraña expresión en el rostro.

La castaña me miraba con una mezcla de sentimientos que podía leer con claridad en sus ojos, alcé una ceja ante ello ¿Qué? No había razón para que se molestase tanto, tal vez tenía aun presente lo que había sucedido en el lago con el chico que al parecer era su novio. Aunque si él fuese su novio, tendría que haberle dejado claro que las cosas no eran como habían parecido, sin embargo aquello no me importaba ni lo más mínimo. Escuché sus palabras y rodee los ojos, era una chica extremadamente exagerada, con razón había actuado de esa manera cuando el chico Slytherin me sacó del agua – ¿Acaso no te das cuenta de lo exagerada que eres? – Pregunté utilizando sus palabras mientras cruzaba los brazos delante de mi pecho con actitud altiva.

Habló nuevamente y logró que mi ceja se mantuviese arriba ante sus palabras - ¿Qué estás tratando de decir? – Cuestioné mirándola aun con la ceja alzada, si esa chica quería molestarme no saldría ganando de aquello. ¿Acaso no se daba cuenta que entre una Slytherin y una simple Ravenclaw solo había una triunfante?

Con los brazos cruzados sobre mi pecho la miré con altivez y arrogancia, de esas miradas que debería estar acostumbrada a recibir, ya que todos los Slytherin debían lanzarle cuando la observaban de la mano con un Slyherin como el que tenía de novio. ¿Qué habrá visto en ella el chico que me había ayudado? Si para ser sinceros, la castaña Ravenclaw dejaba mucho que desear. Él era un chico como Lestrange, un prototipo de prometido para alguna de las Black, con una familia tradicionalista y llena de hábitos. – Linda, creo que no entiendes el sarcasmo – Comenté negando suavemente con la cabeza con evidente burla en mis voz- Aquí la que no genera sinapsis es otra persona, no yo, deberías comenzar a darle movimiento a tus propias neuronas antes de hablar de la de las demás – Sonreí con petulancia, era tan básica que me sorprendió que fuese Ravenclaw y no Hufflepuff. ¿Acusarme con mi jefe de casa? ¿De qué estábamos hablando? Por Merlín, no éramos unos infantes de primer año, las cosas ya no se solucionan de esa manera. Con ello me dejaba en evidencia de que los Ravenclaw eran solo unos ratones de biblioteca, que al momento de la acción se esconden tras alguien más, perdedores. - ¿Sabes? Hace lo que se te de la gana, eres una cobarde rata de biblioteca, anda y acúsame con quien se te de la gana – Respondí con aires de grandeza- Pero soy prefecta, será solo tu palabra contra la mía y… ¿a quién crees que le creerá su propio jefe de casa? – Sonreí porque aquella era una pequeña victoria ganada, aunque mantuve firme mi varita en mi mano derecha. Si aquella azulita tenía las agallas de salir del baño, no saldría del lugar en las mejores condiciones.

La escuché con un mohín de superioridad en mi rostro, sus palabras no eran más que un lastimero intento de igualar los argumentos de su interlocutor. Negué con la cabeza mirándola con desprecio, como si sus palabras y ella completamente, no fuese más que un ser que solo sabe dar lastima. Di un suspiro de resignación, había gente tan inoperante en este mundo, pero aun, dentro del mismo colegio donde me había tocado entrar. Su actitud se veía un poco nerviosa, era evidente que no era costumbre para ella tratar de desafiar a alguien más, aunque su intento no era bien visto por alguien que había pasado por situaciones mucho peores. Si acaso creía esta rata de biblioteca que iba a lograr algo con sus absurdas palabras, estaba muy equivocada.

- Solo confianza no es suficiente, querida. ¿Por qué será que una chica relativamente nueva fue elegida prefecta, siendo que existían cientos de chicas que han estado desde primer año aquí? Las cosas no son porque si, mi estimada roedora – Hable de forma seria y altiva, pero con una forma distinta, como si estuviese explicando algo lógico a un niño pequeño. Pequeño individuo pero para ser sinceros, me exasperaba. – Será tu palabra contra la mía y seamos realistas, esto no llegaría a ningún lado. El director me aprecia, no sabeees cuanto – Comenté de forma maliciosa evidenciando que algo escondía, pero ella no era quien para saber tanto detalle. El viejujo ese me había dejado entrar a Hogwarts por razones muy importantes y por sobre todo, a mi padre le debía unas cuantas. – Di lo que quieras azulita, tú tampoco eres de los trigos muy limpios. Todo se sabe y si no se sabe, se inventa – Le guiñé un ojo de forma desafiante. Para mi suerte o para el de ella, la prefecta de ravenclaw no conocía mi pasado y lo fácil y efectivo que podía hacer correr un rumor. Rumores… rumores… de aquellos que son como una bola de nieve imparable pero que se inicia sin saber quien lo inició- ¿Qué pensaría tu noviecito si se entera de un supuesto engaño? – Pregunté sonriendo de medio lado totalmente complacida. No era cierto o eso esperaba, pero un rumor se inicia por algo y si conseguía que alguien me siguiese el juego podría perfectamente arruinar su relación. Oh, a veces llegaba a pensar que mi mente era imparable y si, era un genio. ()

La situación me agradaba cada vez más y aquello se hacía evidente en la sonrisa petulante que se proyectaba en mis labios. Cada detalle de aquella Ravenclaw pasaba por mis ojos, nada pasaba desapercibido bajo la mirada de una serpiente como yo. Pude notar como sus dedos se apretaban generando unos intensos puños que amenazaban con atacarme, aunque era obvio que no caería tan bajo en utilizar la fuerza bruta. Le otorgué importancia que no se merecía y escuché en silencio sus palabras, patrañas. Cada minuto que pasaba me demostraba que estaba en el lugar indicado, en el momento indicado como si alguien quisiese hacerme pasar un buen rato o por el contrario, como si alguien le hubiese tendido una broma a la noviecita de Luke. - ¿Confianza? ¿Y acaso tú la conoces? – Respondí de la forma más arrogante que pudo escapar de mi – Te recuerdo asquerosa rata que no demostraste confiar en tu novio cuando nos viste en el lago ¿o a caso tienes lagunas mentales? – Me mofé de ella descaradamente y en su cara. A veces los Ravenclaw se enredaban en sus propias palabras e incluso, dándoselas de inteligente solo se comunicaban con incoherencias, como Selene obviamente. – No debes darme explicaciones azulita, así que no te esfuerces por defender lo indefendible – Expresé con altivez.

La observé de los pies a la cabeza, su seguridad no era compatible con las águilas asustadizas que solían ser. Negué con la cabeza luego de observar toda su integridad para luego cruzarme de brazos frente a ella como símbolo de superioridad- ¿Sabes? Tu novio besa bastante bien – Era un hecho, aunque solo había sido para volverme a la vida. Sus labios habían todo los míos y aunque sonase guarro de solo pensarlo, igual había utilizado la oportunidad de besarlo. Por algo había hecho un escándalo ¿no?, no por una simple respiración boca a boca una chica se pone así. Aunque con lo que demostraba Selene, tal vez se le habían escapados algunos enanitos al bosque. ( XD )