Good Bye Emily {Libre}

Todo había resultado peor de lo que creía, esa mañana se había grabado en mi memoria como si hubiesen borrado todo lo demás obligándome a repetir aquel recuerdo una y otra vez en mi mente. Todo pasado no tenía el peso suficiente para reemplazar lo que esta mañana había significado para mí y todo lo que vendría. Era el comienzo de aquello que había tratado de evitar, de aquello que había logrado postergar por un tiempo pero la arena del reloj ya había finalizado su descenso, ya estaba toda en un mismo lugar. Con una horrenda caligrafía en un pergamino borrador color ocre me había enterado del giro rotundo que había tenido mi padre y su nueva decisión. Todo ello era casi ilógico, era inconcebible como él tomaba aquella decisión con tanta ligereza, considerando que aquello cambiaria mi vida como algo más.

Releí la carta unas seis veces hasta converse de que aquello no era una pesadilla, no era necesario imaginarme la expresión que se había dibujado en mi rostro en aquel momento ya que era absolutamente evidente que mi este se había descompensado, petrificándose y perdiendo su color hasta teñiste de un suave rosa pálido. También tenía claro que todo ese día desde aquella noticia había actuado como un inferí, sin vida, sin razón, simplemente había asistido a los lugares donde debía ir sin estar consciente de ello.

Pero por fin habían llegado las tinieblas, por fin el cielo se había oscurecido abrazándome con su densa oscuridad, por fin había llegado el momento en donde podría volver a despertar y pensar en lo que haría antes de cambiar. Me dirigí al cementerio en una oscura noche donde la majestuosa luna no hizo su aparición, en mi mente estaba satisfecha de que aquel astro no se dignase a aparecer por un buen tiempo más. Llegué al lugar con mi túnica negra que me cubría hasta la cabeza impidiendo ver mi imagen real, solo una silueta era posible de distinguir a lo lejos. Me encontraba de pie frente a una estatua de un gran ángel, con mi mirada clavada en el infinito del cielo mientras mi túnica ondeaba al viento y algunos mechones rebeldes se escapaban de esta para danzar en torno a la brisa fría arropaba el lugar.

Cerré los ojos sintiendo el viento golear me rostro, aquella sensación me encantaba desde que había volado por primera vez en mi primera escoba. Aun lo recordaba con exactitud, cada detalle de aquel día había sido perfecto, mantenía ese recuerdo fresco en mi mente como si fuese ayer, como si el momento en que me había elevado en el aire junto a aquel pequeño artefacto se negase a desaparecer de mi vida. Recordando aquello una sonrisa nostálgica se posó en mis labios, todo confabulaba para que comenzase a pensar en mi pasado ya que pronto todo cambiaría, pronto sería una más. Estaba en eso, con los más profundos de mis pensamientos refrescando mi mente cuando oí un grito no muy lejos de mí, fue uno sonido seco, fuerte y adolorido como si a alguien le desgarrasen el corazón con una daga lenta y fría. Aquello no significó nada para mí, solo me limité a abrir los ojos lentamente y sacar la varita de mi bolsillo y dejarla apuntando el suelo al igual que mis brazos que colgaban a mis costados.

Sentí unos suaves movimientos, claros pasos que avanzaban lento por mi espalda. Sujetaba la varita con firmeza lista para defenderme de cualquier cosa, aunque no estaba asustada si no que ansiosa por lo que sucedería cuando eso, lo que sea que fuese llegase hasta mi lado. Los sonidos iban aumentando su volumen a medida que se acercaba, pude predecir cuando estuvo a unos metros de mi, sin embargo no hizo lo que yo esperaba, solo se limitó a posar una mano sobre mi hombro. Giré rápidamente alzando mi varita quedando frente a frente a la persona que había exclamado fuertemente hace solo unos minutos. Clavé mi varita en su pecho con actitud agresiva sin embargo esta bajó hasta apuntar el suelo al darme cuenta de la persona que estaba delante de mí. No quería ni imaginar la expresión que se depositaba en mi rostro porque aquello me había petrificado notablemente- ¿¡TU!? – Pregunté alzando la voz con evidente molestia y lo fulminé con la mirada. - ¿Qué haces aquí? – La cosa esa clara, él y yo no podíamos vivir bajo el mismo techo aunque Hogwarts fuese un lugar enorme.

Me fue inevitable notar que seguía tan guapo como lo recordaba, aquellos ojos claros poseía el mismo brillo único que conocía desde que nos conocimos… Si seguía pensando en eso iba a lanzarme un crucio por lo que con un suave movimiento de cabeza hice volar aquellas estúpidas ideas de mi cabeza.

Me había quedado de pie con los brazos colgando hacia mis costados con expresión sorprendida en mi rostro, sin embargo me crucé de brazos con actitud altiva. Era increíble, en el momento en que quería estar sola para pensar en mi vida, revivía de las cenizas un personaje importante de mi antigua vida. Aquello era tan extraño que reí por lo debajo, no podía ser cierto, no podía aparecer así como si nada, no podía estar él aquí, en el mismo colegio que yo. De tantos otros ¿Por qué este? Ok, tenía claro que Hogwarts era considerado uno de los mejores pero de todas maneras ¿Por qué? - ¿Sabía? ¿Cómo iba a saberlo Jason? – Pregunté aun sin comprender nada, era demasiado para ser verdad. Después de todo entre él y yo había pasado algo, que aunque finalizó de forma inconclusa, dejando temas pendientes entre los dos. - ¿Sucede algo? – Repetí sus palabras rodando los ojos- No todos los días me encuentro con mi… - No sabía cómo llamarlo después de todo lo que había sucedido, el engaño me había herido el orgullo más que todas las cosas- bueno, tu sabes – Agregué encogiéndome de hombros.

Deshice el nudo de mis brazos para guardar mi varita en mi bolsillo, habían tantas dudas sobre su vida que necesitaba saber ¿Cómo habría sido todo después de que me alejé de su vida? ¿Qué habría sucedido con su familia? Pero nada era más fuerte que mi herido orgullo y mi terquedad, por lo que de mis labios no saldría ningún cuestionamiento hacia su persona. - ¿Tu sabias que estaba aquí?...- Le pregunté mirándolo directo a los ojos, yo era nueva en Hogwarts no había razón para que Jason supiera que yo había dejado Beauxbaton.

¿Haberlo mencionado antes? ¿Cuándo? Negué con la cabeza ante sus palabras, hace dos años que no nos veíamos, veinticuatro meses sin estar frente a su presencia ¿Cuándo iba a habérmelo mencionado? Seguí poniéndole atención a sus palabras pero de un momento a otro no el tema había cambiado, de su llegada al pasado, o eso me había dado a tender pero como siempre, las cosas eran poco claras - ¿De qué estás hablando? – Le pregunté refiriéndome a su última pregunta. ¿Qué había hecho mal? ¡Y aun tenía el descaro de preguntármelo! después de que nuestra relación se había nublado, él llegaba y se besaba con la primera cualquiera que se cruzaba en su camino, sin embargo la gota que rebalsó el vaso fue que aquello sucedió frente a mis propios ojos. Aunque aquello fue algo de lo cual nunca se entendió, sería imposible volver a verlo sin lanzarle un crucio por eso que no volví a verlo hasta aquel reencuentro en el cementerio.

Comenzaba a creer que más de algo andaba mal en su mente, no había lugar más perfecto que el cementerio para reencontrarme con mi antiguo novio. A menos que hubiese olvidado todo gusto en mi vida, amaba la oscuridad, la soledad y el viento. – Yo creo que el lugar para encontrarnos está muy bien… - Comenté sin dejar de obsérvalo directo a los ojos- Un pasado, una relación muerta… en un lugar donde la muerte está presente, irónico ¿no? – Agregué con una sonrisa torcida.

Comencé a jugar con un mechón de mi cabello distraídamente mientras escuchaba sus palabras, él y yo ya no cabíamos en una misma oración, no había un ‘nosotros’ y para mí nunca lo hubo. Todo lo que habíamos concretado se disolvió en un segundo, el tiempo y los recuerdos felices habían pasado a un segundo plano desde aquel momento en que lo vi con aquella chica. Tal vez era mejor para él así, ella parecía mayor y yo solo una pequeña infante, ella podría haberle dado lo que conmigo no iba a conseguir. – ¿De verdad quieres saberlo? – Pregunté cruzando mis brazos sobre mi pecho, mi actitud altiva nunca había sido tan pronunciada desde que me alejé de él. – Y tienes cara para preguntármelo Dylan Mathew, ¿No es obvio? – La imagen de él y ella, me vino a la mente como una estrella fugaz, rápida y explosiva- Tu deberías tener las cosas claras, ya que todo se derrumbó por tus propias acciones ¿no lo recuerdas? – Le pregunté frunciendo los labios hacia un costado, era absurdo que él no recordarse el momento en que me fui. ¿Cómo no recordar que cuando estuvo conmigo, estuvo con otra también? Yo era menor pero no era ciega y menos tonta.

Lo vi bajar la cabeza cuando concluí mis palabras dejando en evidencia que yo tenía razón, como siempre. Si un suave suspiro, no esperaba escuchar unas disculpas después de tanto tiempo, aquello ya no importaba, sus palabras no tenían mayor valor para mi vida. Después de todo, aunque pareciese una chica fría como un cristal, en ese entonces también tenía mi corazoncito. – No tienes porque decir eso, lo hecho, hecho está Dylan – Agregué mordiéndome el labio inferior, aquel gesto significaba muchas cosas aunque nada que él no pudiese entender. Incomodidad, nervios, extrañeza entre otras cosas. – No te hagas la víctima, que no te sale muy creíble – Espeté secamente ya que su actitud daba pena, no iba a convencerme de que en verdad no quería hacerlo, como si la chica lo estuviese obligando con un Imperius. – Seguro ella te daría más cosas que yo … - Hablé bajando el volumen de mi voz- … si tan solo hubieses sido sincero conmigo, por lo menos podríamos haber sido amigos… pero NO – Con mi última palabra alcé la voz, pensar en ello me hacía sentir como una idiota. Es que ¿Cómo no sentirme así si aquel día había convencido a mis padres para ir a la casa se Jason porque le daría una sorpresa? No, aquello era imperdonable- Tal vez considerabas que ella era mejor que yo – Lo último se escapo de mis labios con amargura, simplemente no caía en mi cabeza, desde aquel momento ni mi orgullo ni mi corazón había sido el mismo pero ya nada importaba, ya todo estaba en el pasado.

No quería pensar más en ello, sus disculpas no valían de nada en esos momentos, el pasado ya había quedado atrás y no permitiría volver a aquel entonces. Porque aunque me costase aceptarlo, alejarme de su lado había implicado un periodo inestable en mi vida que no volvería a recordar y menos a vivir. Su aparición en mi vida no significaría nada, como todos estos años en que su presencia había permanecido lejos de mí y yo había logrado vivir de maravilla sin él. Separé mis labios para emitir palabra pero sus últimas palabras me llegaron a la médula, por lo que giré mi rostro para un costado con el fin de mirar algún detalle equis del exterior, la noche estaba hermosa como para ignorarla y todo era mejor que posar mi mirada en aquel ser que se encontraba delante de mí. – Tus palabras ya no sirven, ni hubiesen servido en ese entonces – Comencé a hablar después de un tiempo de mantenerme en silencio- Si ibas a actuar así por cualquier chica que te tratase de forma amable, las cosas hubiesen terminado de todos modos … - Dije sin expresión alguna ni en mi rostro, ni en mis palabras ¿Qué más podía decirle? No iba a rebelarle que aquello era una de las cosas que más me había afectado en mi vida, porque siendo una chica carácter duro y arrogante, él había logrado sensibilizarme. Sensibilidad que había desaparecido junto con nuestros días felices, sensibilidad que se transformó en frialdad después de mi partida. – Yo creía que te importaba y aunque digas lo contrario ahora, en ese entonces no lo demostraste – Dije volviendo mi rostro hacia él para observarlo directo a los ojos, mi mirada se clavó en la suya como una daga envenenada agresiva e intensa- Yo cambié por ti… lo sabes – Nunca había podido expresarme de forma tan grata con otra persona ni pensaba hacerlo nunca, ser más dulce solo conllevaba una cosa, Debilidad y yo no sería una ingenua paloma nunca más.

Aunque no quería recordarlo, fue inevitable hacerlo, sentía ganas de lanzarle un crucio por de recuerdos que llegaban a mi mente como una incesable lluvia de ideas desde los más dulces a los más amargos, todos se mezclaban en mi cabeza de forma homogénea dejando una extraña sensación en mi garganta – Como sea, no es necesario seguir hablando de esto – Dije sacudiendo mi cabello de forma magnánima – La cosa es simple, yo no me fui, tu me dejaste ir y fin del tema – Intenté finalizar el tema que tenía mucho más para hablar, sin embargo de seguir hablando con ello solo generaría que Jason terminara herido.

Cerré los ojos al escuchar sus palabras, no quería seguir escuchando, no podría seguir de pie escuchando todo eso sin que se me derrumbase todo lo que había creado desde que había tomado la decisión de partir. Era aun una niña cuando lo había abandonado todo por olvidar, era aun inmadura cuando había ablandado mi corazón para dejarlo entrar y por esa absurda decisión mi carácter se había endurecido aun más dejándome fría y firme como el mármol. Agradecí a Merlín que guardase silencio de una vez, de lo contrario no hubiese podido mantener mi posición inmovible en la que me encontraba de pie.

Lo observé bajar la mirada, parecía un pequeño niño entristecido, cabizbajo como cuando recordaba su pasado. Aquellas vivencias que habían marcado su alma, su corazón y pesaban en cada una de sus acciones. Se me hizo un nudo en el pecho cuando tomé el peso de ello, parecía tan arrepentido que comenzaba a creer que en realidad estaba arrepentido de lo que había pasado y la extraña finalización de nuestra relación. Sin embargo había pasado mucha agua bajo el puente, la arena del reloj había terminad y ya nada volvería a ser igual. – Jason … - Titubeé aquellas palabras, no tenía nada claro para decirle - ¿Qué ha sucedido? Tu no eras así… tan sentimental – Pregunté alzando una de mis manos y depositándola en su mentón para alzar su rostro, obligándolo a mirarme. Una cosa era cierta, él también solía ser un chico más frío e indiferente, pero desde hace unos minutos se había mostrado frente a mí como un sensible y sentimental chico, cosa que no era con exactitud. Al contrario de mi persona, Dylan había cambiado su personalidad derritiéndola como un hielo bajo el sol. - ¿Cómo están las cosas con... tu familia? - Pregunté dejando salir todas las curiosidades que llevaba dentro.

Alcé una ceja ante sus palabras, cada vez que intentaba creer en sus palabras, salía una incoherencia. - ¿Bipolar? Tu siempre has sido de una línea Jass... – Comenté frunciendo el ceño, sinceramente no entendía nada. Escuché nombrar a su hermana y sonreí ligeramente, esa chica era un agrado y lo que había llegado a conocerla me parecía una fascinante persona, aunque no había sabido nada de su vida desde hace años. Su familia seguí igual que siempre, su extraño padre se empeñaba en culparlo por algo que él no tenía la culpa y como era de suponer, Jason aun vivía fuera de su casa, lejos de su familia. Aun sentía aquella presión en el pecho, sin embargo él no era el único que había pasado por tragedias aunque lo mío era más en el futuro que en el presente.

‘A veces me encantaría regresar el tiempo’ Aquellas palabras me golpearon de frente como una bala directa a las cien, lo único que quería era que el tiempo se devolviese o se detuviese donde estaba, ya que al abrir los ojos mañana, todo sería distinto. Tiempo era lo que necesitaba y lo que en estos momentos me faltaba. Sentía miedo por lo que se acercaba, un terror que debía ocultar, pánico por la situación y mi el cambio rotundo que daría mi vida. No quería ser un animal feroz, aunque mi destino estuviese prediseñado para ello, no soportaría matar a alguien con mis propias manos. – Yo…- No podía decir que me gustaría retroceder el tiempo, porque no estaba segura de ello pero si necesitaba un día con más horas y una persona de confianza como tenía frente a mí. Sin pensarlo demasiado me acerqué a él y le di un abrazo, de esos fuerte y cálidos que necesitaba desde hace días, desde hace años. – Jason ni te imaginas lo que ha pasado…- Murmuré con tristeza, como si nos encontráramos dos años atrás, escondí la cabeza en su pecho mientras mis brazos se aferraban con necesidad a su cuerpo. Necesitaba unas palabras de aliento y en aquel lugar no podía confiar en nadie, de cierta manera di gracias a Merlín por regresar a Jason en mi camino.

Sus caricias eran incomprensibles para mi, nada tenía sentido, había caído en la realidad de que en menos de veinticuatro horas mi vida cambiaría, sabía que no era el momento ni el lugar para desplomarme como una hoja de otoño al viento. Entonces sus palabras fueron más fuertes que yo misma, que mi propia seguridad y convicción, nadie podría cuidarme, debía aprender a hacerlo sola y lo que él no sabía era que ahora él sería el que debería cuidarse, pero de mi. – No podrás cuidarme, ni nadie podrá…- Hablé con voz perdida mientras volvía a acercar mi cabeza hacia él y apoyar mi frente en su pecho- Desde mañana seré una verdadera Greyback, con todo lo que ello significa – Mi última frase se escapó de mis labios con amargura, no quería dejar de ser una persona normal para convertirme en un animal, aunque aquello significara traicionar a mi propia familia. No podía explicarme como una familia tan llena de mitos y tradiciones, podía ser tan cerrada de mente como para no entender mi opinión, pasándome a llevar como si fuese un insignificante muggle.

Me sentía sin voz, sin opinión en mi propia familia ¿Habría algo peor que eso? – Jason yo… seré como Fenrir, como papá… - Le expliqué, él conocía mi familia y sabia que todos, incluyendo mi padre eran licántropos. Aunque ahora había uno más en el equipo, mi hermano Steve y pronto, en menos de unas horas, yo sería una más. – Pero yo no quiero… no quiero….- Agregué alzando una mano en su pecho y aferrándome a él empuñando mis dedos con su túnica.- Y no puedo hacer nada para… para… ser normal, como tú, como todos – Me sentía decepcionada, pasada a llevar y muy asustada, no quería pensar en la ponzoña corriendo por mis venias ni por el estado crítico que debía vivir para convertirme en un licántropo normal.

Aquello sonaba extremadamente sencillo, sin embargo incluso mantener mis propios sentimientos que dejaban mucho que desear sería imposible ¿Cómo sería después? Tal vez el brillo en mi mirada destellara de forma feroz y dominante, emitiendo un miedo para el exterior debido a mi ferocidad o quizás el color de mis pupilas cambiase rotundamente, abandonando el color gris de mi mirada. Todo ello serían solo ficticio hasta que se hiciese realidad – Tu no lo entiendes – Comenté sin despegar mi cabeza de su pecho- En la teoría aquello es así, pero Steve cambió cuando fue mordido…- Recordé aquello con un poco de duda, mi hermano nunca había vuelto la misma persona que creció a mi lado desde por sus venas corrió sangre licántropa. – Él se volvió mucho más sádico, al comienzo tenía sed de venganza, poseía agresividad acumulada que liberó en contra de personas… -Di un suave suspiro, mis sentimientos estaban lejos de querer un inconsciente animal – Como sea, ya no hay nada que hacer – Me alejé de él dando un ligero bufido y crucé los brazos sobre mi pecho dando por finalizado el momento de debilidad que me había invadido. Lentamente volvía a poseer una actitud más inexpresiva y alejada como la del comienzo.

Mantuve la posición firme con los brazos cruzados sobre mi pecho, escuché sus palabras con atención y de cierta manera tenia razón, no era predecible saber como sería luego de que por mis venas corriera sangre distinta. Di un suave suspiro, Steve era tan distinto a mí, en todos los sentidos habidos y por haber, siempre tan correcto, preocupado, era todo un caballero pero después de la transformación se había vuelto un rebelde descontrolado. ¿Cómo seria eso para mí? Si me comparaba con él, después de la próxima luna llena debería ser una dulce paloma, inocente y adorable… y aquello definitivamente sería imposible. Sin embargo volví a la realidad con sus palabras ¿presente? ¿Qué podría haber de presente entre él y yo? A pesar de que me había sincerado con él, no significaba que había olvidado nuestro pasado y el termino abstracto de nuestra relación - ¿Cómo quieres vivir el presente, si nuestro pasado quedó inconcluso? Yo no puedo hacer como si nada hubiese ocurrido Jass… -Le dije seriamente, con mi mirada fija en la suya. Mi mirada estaba ausente e inexpresiva hasta que vi como sacaba otro dulce de su bolsillo, lo observé con inocencia y un brillo adorable en mi mirada. Él no cambiaría…, sonreí al darme cuenta que el tiempo no habia cambiado demasiado entre nosotros.