Good Bye Emily {Libre}

Era cierto, no podría hacer para evitar romper un corazón que ya se había desconfigurado, no podía hacer nada para evitar que aquel lastimado corazón tomase la forma que una vez tuvo, sí ahora era una firme roca de cemento sólido. Sus explicaciones no servían de nada, era algo obvio, disfrutar el resto del día junto a Jason hubiese sido imposible unos días antes pero desde que nos reencontramos todo podría ser posible. Me parecía ilógico haberlo encontrado justo en el momento antes de partir pero por lo mismo, olvidar el pasado unas horas no sonaba tan ridículo después de todo. – Haré el intento de pasar por alto el pasado solo algunas horas… pero no te acostumbres a ello – Le respondí en un degrades desde severidad a tranquilidad. No era adecuado de mi parte pasar mis últimas horas discutiendo por algo que no tenía arreglo.

Asentí con un suave movimiento ante su interrogante, sería totalmente descortés si no me convidara, su mano se aproximo a mi con diversos dulces y aun sonriendo tomé uno, estaba desenvolviéndolo del envoltorio cuando sus siguientes palabras hicieron que unos tonos rosas se depositaran en mis mejillas. Me mentalicé de que solo era efecto de lo que pasaría al día siguiente, que aquello me había dejado con los sentimientos más a flor de piel y susceptible a ese tipo de cosas, no era lógico que mis mejillas significaran algo más – Sonreiré más seguido entonces – Comenté en un tono divertido, los dulces eran mi debilidad y estaba claro que Jason lo sabía de sobra.

Negué con la cabeza – Tampoco tanto, con una fábrica de dulces terminaré siendo gorda y fea como Hagrid – Dije en forma de reproche con un suave tono de voz infantil volviendo a cruzar mis brazos delante de mi pecho. Era increíble la confianza que aun permanecía hacia él, tan inesperado como la situación en que me encontraba. – De qué manera quieres divertirnos como antes? ¿Cómo disfrutarías el presente conmigo? – Pregunté cuestionándolo con curiosidad, me sentía como una pequeña chica de trece años que acaba de conocer a un chico mayor y quiere descubrir los secretos que él lleva consigo. Si, me sentía como hace dos años atrás en el momento en que lo conocí. En aquel momento no me imaginé que llegaríamos a ser novios, pero una cosa había siempre sido cierta, él siempre me había llamado totalmente mi atención y estaba muy lejos de dejar de hacerlo. Solo esperaba que este recuentro no me hiciera volver al pasado y que hacer vista gorda a aquellos recuerdos aunque fuese por unas horas, no empeorara las cosas paramí y el futuro que se aproximaba.

¿Cómo? Lo miré alzando una ceja ante sus palabras - ¿No tanto? – Repetí sus palabras con evidente molestia y le di un golpe en el pecho, ese tipo de bromas no me agradaban en lo absoluto. Y tenía suerte de que no le había lanzado un crucio por su aquel acto gracioso de su parte, porque ese tipo comentarios lograban peores reacciones de mi parte. – Debe ser tuya, fue tuya la idea – Le respondí observándolo directo a los ojos, clavando mis pupilas curiosas en las suyas. – Si quieres una idea mia, te ataría a un árbol y te lanzaría crucios – Dije pestañeando de forma angelical con una expresión inocente en mi rostro y una sonrisa ingenua grabada en mis labios. Tal vez si era masoquista, le agradara la idea aunque por lo que lo conocía, solo ganaría un pequeño enfado por ese comentario.

Arrugué la frente ¿A caso era capaz de ponerlo en duda? ¿Ese era el Jason que conocía la historia de mi vida o lo habían cambiado por otro? -¿Y lo pones en duda Dylan? – Espeté secamente, era tan absurda su pregunta como las grageas con sabores asquerosos. Saqué la varita de mi bolsillo y la hice girar entre mis dedos de forma rápida y ágil, era un gesto de amenaza escondido en un tranquilo movimiento de mi mano. Si quería molestarme, estaba haciéndolo perfectamente, a ciencia cierta aun recordaba como hacerlo aunque quitarme la molestia ya no sería sencillo como en el pasado – Si esta es tu manera agradable de vivir el presente, faltan algunas neuronas en lo que existe debajo de tu cabello – Agregué en tono de burla, dejando de hacer girar mi varita y volviendo a posar mis brazos cruzados delante de mi.

Muchas palabras en una fracción muy pequeña de tiempo, mucha información para una mente colapsada de tantas vivencias en un solo día y tantas más por venir en el futuro que bloqueaban mi mente. Mi esencia era ser agresiva, fría y altiva pero Jason estaba complicando las cosas más de la cuenta. ¿Sería capaz de matarlo? Aquello era una pregunta que creo controversia en mis ideales y de la imagen que tenía de mi misma, tenía claro que podría hacer desaparecer a la persona que se cruzase en mi camino, fuese quien fuese y Dylan no tendría por qué ser la excepción ¿no? Los sentimientos no tienen validez cuando los ideales están en juego – No te odio para matarte Jason, no te odio en lo absoluto – Comenté observando como se acercaba a mi sin entender el por qué de aquello- Pero sabes que si tuviese que hacerlo, lo haría sin pensarlo – Mi rostro no demostraba demasiadas expresiones, permanecía de forma tranquila e inexpresiva- Pero sí, creo que deberías convencerme, ¿sabrás cómo? – Le pregunté de forma desafiante, estaba completamente segura que no podría hacerme cambiar de opinión – El que no arriesga, no cruza el río – Agregué con ironía y con una sonrisa de superioridad dibujada en mis labios.

Por un momento había olvidado que nos encontrábamos en un cementerio, pero una ráfaga de viento me envolvió alborotando mis cabellos en el aire me hizo logrando caer en la cuenta de donde nos encontrábamos. Giré mi rostro hacia los costados observando el oscuro lugar para luego volver mi vista Jason, frunciendo los labios al escucharlo. ¿En lo que no quería? Lo que no quiero es ensuciarme las manos con sangre de aquellos que no se lo merece, pero desaparecer seres vivientes con mi varita, no me causa ningún problema. - ¿Cosas mejores? – Repetí sus palabras alzando una ceja de forma provocadora, no sabía con claridad lo que pasaba por su mente, de que podría equivocarse, podría. Lo vi titubear, una extraña duda se reflejó en su mirada recordé de forma tardía el incidente de su hermana menor y su fobia al agua – ¿Aun …no logras superarlo? – Pregunté seriamente mirándolo de forma comprensiva, conocía su historia, sabía que era difícil pero siempre había deseado que ese incidente no fuese un martirio para su vida.

Guardé silencio mientras escondía mis manos en los bolsillos de mi túnica, el frío comenzaba a helarme los dedos por los que los froté contra mi cuerpo aun estando dentro de mi tunica. Sus palabras tenían un sentido distinto, ahora no entendía de que estábamos hablando ¿Su mejor carta ya había sido jugada hace año? Por Merlín! Yo no estaba hablando de nosotros, ni del pasado ni del futuro, ¿Qué clase de carta le quedaría que sería mejor que la antes jugada? Separé mis labios pero nada salió de ellos, giró su rostro desviando mi mirada como cuando éramos novios y algo le dolía por dentro, había tocado el tema nuevamente. Colocando el dedo en la herida que no estaba sana, como siempre, pero no era mi intención hacerlo sentir mal, si no que todo lo contrario. Se alejó de mí como un niño pequeño asustado mientras yo lo observaba con los labios separados sin saber que decirle. ¡Bien Emily! Nuevamente has dicho algo que estaba de más. Busqué su mirada con la mía pero no logré nada, sin embargo Jason giró nuevamente para observarme. Pude percatarme de inmediato que su actitud había cambiado, podía ver en su mirada como cientos de sentimientos pasaban por sus pupilas como rayos de luz.

Sin darme cuenta cómo ni cuando sus labios estaban junto a los míos, con una velocidad que mi mirada no pudo capturar, su cuerpo se había acercado al mío, terminando con toda distancia que existía entre nosotros. No pude rechazarlo ni responder en primera instancia porque aquello me había dejado completamente impactada, no esperaba que Dylan hiciese algo como eso, era lo último que se me había pasado por la cabeza. Cuando pude reacciones di un paso hacia atrás y con un movimiento rápido saque mi varita de mi bolsillo – De..de-depulso – Murmuré mientras un rayo de luz viajaba a toda velocidad a su pecho para luego hacerlo volar metros lejos de mí. Me sentía extraña, sus labios sobre los míos me habían hecho viajar al pasado y recordar solo momentos color de rosa, dos años perdidos se hacían nada cuando me besaba y sentía su calor cerca de mí. Había olvidado su aroma y lo embriagante que podía llegar a ser, aunque aquello estaba mal, muy mal.

- ¿Qué crees que estas haciendo JASON? – Exclamé alzando la voz mientras mi mano tiritaba empuñada con fuerza sobre mi varita sin dejar de apuntarlo, no sabía si se tambaleaba por la rabia o por cual quier otro sentimiento que había podido sacar a flote después de tantos años.

¿Qué? ¿Me besaba porque lo quería hacer? Las cosas no son así para mi, menos después de nuestro pasado y más aun, yo no soy juguete de nadie. Mi mano se tensó aun más sin desviar mi varita de Jason, empuñé con furia mi mano haciéndome daño a mi misma, clavando mis uñas en piel. Sentí como una rabia y un odio que no existía, llegaba lentamente a mi cuerpo haciéndolo tirar completo, de la cabeza a los pies. Mi mirada buscó la suya con como si se tratase de una fiera sedienta que está a punto de atacar, sentí mi rostro colorado, hirviendo por lo que sentía por dentro aunque esta vez no era vergüenza, no, era todo lo contrario. - ¿Por qué quieres hacerlo? – Dije alzando la voz más de lo normal con evidente molestia- Yo no estoy para lo que tu quieras hacer, que las cosas queden claras. Yo hago lo que quiero, cuando quiero y siempre lo haré – Espeté con agresividad- Si tu eres un reprimido ahí tu, pero conmigo juegas Dylan – Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, unas ganas de volarle la cabeza me invadían cada vez con más fuerza.

Dejé de lado todo lo que provocó aquel beso porque ya no tenía validez, ignore todo lo que una fracción de segundo me había hecho recordar porque sus palabras calaron en lo más profundo de mi orgullo, haciendo recordar el incidente de Jason y aquellas chica, proyectándose en mi mente aquel beso, que había presenciado, una y otra vez como un espiral sin inicio ni fin – Por mi parte ignoro lo que sentí, a tu lado las cosas son solo una falsa ilusión – Agregué mordiéndome la lengua para no lanzarle un Crucio.

¡Oh, no Merlín! ¿Por qué tiene que suceder todo esto antes de irme de Hogwarts? Lo escuché sin bajar la varita de donde estaba, me estaba tentando y si seguía así, lograría que un hechizo escapara de mis labios para impactar directo en su pecho. Mi brazo tiritaba en el aire con odio, mientras una intensa rabia me envolvía como un fuerte abrazo que me hacía tomar todas sus palabras de mala manera. Era absurdo que después de años de distancias, llegase, me besara y me dijese que aun me quería como si nada hubiese ocurrido. Si él buscaba tenerme de nuevo a su lado, había empezado muy mal, demasiado mal ¿A caso no me conocía? Negué con la cabeza, no quería seguir escuchando aquello. Tenía claro que mi corazón no sentía nada concreto por Jason pero seguir profundizando en aquel tema sería sacar todo aquello que estaba enterrado bajo tierra, en las profundidades de mi olvido.

- Ya Jason, para! – Exclamé alzando la voz con un nudo en la garganta sin embargo era fácil de ocultar para que él no pudiese darse cuenta de aquello- No quiero escucharte – Comenté mirándolo con rudeza, lo observé de los pies a la cabeza, quería un enfrentamiento, alguna reacción que me incitara a lanzarle un hechizo, algo, pero nada. – Resígnate! Ya no te quiero y no te querré nuevamente, no puedo quererte – Exclamé enseguida intentando de que mi voz cubriese la suya, no podía volver a caer en ese abismo sin fondo en el cual había logrado salir. – Callate! Debes sacarte esa idea de la cabeza, debes dejar de quererme – Lo vi sentarse en el suelo y el rostro se me partió en dos ¿Qué diablos? ¿Dónde estaba el chico con personalidad que había conocido? ¿Dónde estaba y quién era ese chico que se demostraba como un niño herido? Negué con la cabeza nuevamente, con actitud débil e infantil no lograría nada en mí, sino que todo lo contrario.

Sentía que lo odiaba, que lo detestaba con toda mi alma, que todas aquellas palabras no tenían ni el más mínimo interés en mí, ni en recibir su cariño y preocupación. Las maldiciones daban vueltas por mi cabeza como siempre que me encontraba en una situación de incomodidad, los hechizos de ataque luchaban por escapar de mis labios pero mi mente se mantenía firma en no hacerle daño, más que todo porque él no podría defenderse y aquello no me agradaba para nada. Si las cosas se hacen, se hacen bien, otorgándole a la otra persona la opción de protegerse si es que podía. Giré mi cuerpo dándole la espalda y crucé los brazos sobre mi pecho dando un profundo e insonoro suspiro, si no me iba de ese momento de aquel lugar no sabría que pasaría luego.

Estaba tan ensimismada en mi misma que no me percaté el momento en que su cuerpo se elevó del suelo y mucho menos cuando se acercó a mí, solo me percaté de su acercamiento cuando sentí su aliento golpeando mi oído por detrás, sus palabras chocaron directo con mi ser haciéndome dejar de pensar en otras cosas. Me quedé en silencio sin saber que decir, estaba a punto de irme cuando salió con aquello, de repente Jason es tan impredecible. Aun quieta en donde me encontraba no emití palabras, no podía ponerme a dudar de los sentimientos por él y menos se me gustaba o no, aunque sería imposible decir que no es nada para mí. Me mordí el labio inferior buscando las palabras indicadas para aquello, no había nada que me apurase a hablar con rapidez y sin mesura, no obstante Dylan demostraba que poseía menos paciencia que la que recordaba. Buscó mi mirada hasta que logró encontrarla, pero esta vez llevaba su varita en lo alto, la sostenía como si esperase un ataque o fuese a realizar uno.

Su nueva palabra me llegó profundo al orgullo, aquella actitud al hablar me hacia sobrepasar los límites y querer sacar la irracional que llevo por dentro. Su tono de voz tan desafiante me agradaba, me envolvía atrayéndome hacia él. Sin pensarlo alcé mi varita nuevamente y dando un paso hacia delante me alejé de él, más mi miraba no se separaba de la suya como si fuese imposible hacerlo, como si estuviesen conectadas por algo sobrenatural imposible de romper. – No me tientes Jason, sabes que el que perderá aquí serás tú – Espeté con máxima arrogancia, estaba segura de mis conocimientos y mi agilidad para los hechizos de desarme, aunque por sobre todo mi fuerte eran las maldiciones. – Aunque pensándolo bien … ¿Qué más podrías perder? No tienes orgullo, tendrás un herido corazón y heridas que finalizaran mi obra de arte – Agregué con una sonrisa soberbia que se extendía hacia un costado, quería provocarlo eso estaba claro. Si el caía en mi juego sería bastante grato para mi, divertido e interesante, perfecto para mi último día como humana en Hogwarts.

Me mordí el labio inferior atrevidamente, pasando por alto los límites de la sofisticación, tenía algo en mente que buscaba lograr, solo sería un pequeño juego para mí. Quería tentarlo a sentir aquel odio mezclado con amor, a vivir el sentimiento más fuerte y abstracto que se puede sentir. Y como es lógico, si aquello no resultaba simplemente me largaría del lugar.

La sonrisa se extendió en mi rostro al escucharlo hablar, era tan ingenuo que llegaba a provocarme dulzura que creyese ser mejor que yo es que ¿Alguien podría serlo? No es tener una posición de grandeza sobre los demás, es que algunas personas simplemente lo eran y yo, era de aquellas personas. Rodee los ojos ante sus próximas palabras ¿él astuto? – Oh por Merlín no me hagas reír, no eres más astuto querido – Comenté en tono de burla mientras mis labios se fruncían hacia un costado, la actitud de presunción se marcaba aun más en mi presencia y en lo que proyectaba al exterior. Mi varita al igual que la suya se encontraban en el aire, esperando el momento exacto para responder y lanzar luces hacia afuera. Aunque su cuerpo se alejó del mío no podía sacarle los ojos de encima, vigilaba cada uno de sus movimientos con recelo como si estuviese a punto de lanzarme sobre él tal como fiera ansiosa.

- Y en ningún sentido eres más fuerte que yo y mucho menos mejor – Espeté con petulancia. Mi mirada se clavaba en la suya con coquetería y maldad, si él hubiese comenzado así desde un principio tal vez los sucesos hubiesen tomado un curso distinto. Pero cómo había llegado hasta mí como una dulce ovejita de un manado, sin personalidad y nada más que puros sentimientos que no llegaban ni de cerca a mi corazón, las cosas le habían salido al revés – Si para ganar debes pelear y perder, demuéstralo y actúa – Agregué desafiándolo tanto con la voz como con la mirada para luego reír estruendosamente con carcajadas que resonaron por el lugar como ondas que impactaban en todas la superficies que se encontraban a nuestro alrededor- ¿Sabes? Siempre es bueno ganar, aunque no me extraña que seas un mediocre… conformándote con cualquiera que te da su apoyo en vez de estar con la mejor – Negué con la cabeza volviendo a un estado más tranquilo y serio, obviamente me refería al pasado, eso aun era como una daga en mi pecho cada vez que hablaba de aquel tema. Moví la cabeza hacia los costados despejando las ideas que se habían estancado en mi mente y le sonreí mordiéndome el labio inferior seductoramente. Vamos Jason, yo se que quieres hacer algo más, pensé retándolo con la mirada siempre con actitud triunfante y ganadora.

Vaya, ahora tenía un escritor de fábulas delante de mí y no me había dado cuenta. Alcé una ceja mirando a aquel ratón con el mayor desprecio posible como si de una leona se tratase, a la imagen y semejanza de su metáfora tan literal. Me escuchó con atención una vez más sin embargo mis palabras causaron que simplemente se diese la vuelta dándome la espalda alejándose de mi presencia, rompiendo la conexión que se encontraba en nuestras miradas. ¿Por qué te vas pequeño roedor? Su rostro se había quedado grabado en mis retinas antes de marchar, el odio se hacía presente en su rostro y me satisfacía verlo así, aunque sus acciones dejaban mucho que desear ¿Irse así como así? Pero que Slytherin más indigno.

Cuando creí que la escena se había finalizado sus palabras me golpearon como una fuerte bola de nieve que impactó directo con mi rostro, mi orgullo y mi razón de ser ¿No demostrar ser la mejor? ¿Pero de qué diablos estaba hablando? Yo no debía demostrarle a nadie lo que era o no era, aunque aquello fuese demasiado lógico como para dudarlo. Pero sus palabras no eran solo lo que había llamado totalmente mi atención, si no que la manera de emitir aquellas palabras me había hecho fruncir el ceño. Por fin estaba saliendo el Dylan que quería encontrar, el extremo, el agresivo, el que me ayudaría a jugar un momento antes de partir. Sonreí de medio lado cuando vi como a sus pies le crecían raíces y se estancaba en el suelo sin avanzar, su intento fallido de caminar había sido interferido por algo que para personas como nosotros se denomina orgullo y se debe tener presente por sobre todas las cosas.

Había comenzado el juego, giró su rostro primero y luego todo lo demás, su mirada parecía ausente como si no distinguiese con nitidez a la persona que tenía al frente, o sea yo, pero no valía la pena preocuparse por eso. No utilizaría un simple protego que me defendería de aquel simple hechizo solo para darme razones de atacarlo con más ferocidad. Como era de esperar el hechizo me llegó directo en el pecho haciendo que mi cuerpo volase por los aires y cayese de golpe al suelo impactando con una tumba de mármol que se encontraba a varios metros de Jason. El golpe fue tan brusco que por un momento creí perder la razón al sentir como mi cabeza rebotaba en el firmamento, pero como todo árbol de firmes raíces no sucedió nada que pudiese lamentar en ese momento. Como pude me puse de pie manteniendo la varita siempre en lo alto, sacudí mi cuerpo con la mano que poseía libre para luego arreglar mi cabello también. – Así que no lo demuestro?... lo siento Jass pero simplemente hay cosas que no se pueden ocultar – Hablé cuando me encontré a unos metros de él, ya nada importaba y era consciente de que para Jason tampoco, pues había logrado obtener lo peor de sus personalidad, aquel chico malo que lograba esconder la mayoría del tiempo pero que había logrado sacar a la luz, por fin. – Mimblewimble- Comencé suave, lanzando aquel hechizo directo a su pecho. Un ataque más y Emily no respondería de ella. Oh, pobre Fox o mejor dicho pobre Mathew.