Estúpidas escobas (Libre)

Esta bien. Yo soy una idiota. Solo yo podría terminar con una pierna rota, por mi escoba. Era una estúpida obsesion pero mi escoba tenía que estar bien. No bien. Perfecta. Es que era mi escoba. Lo que había pasado, tenía que admitirlo, era una ridiculez. ¡Pero es que era mi escoba!, hace rato había ido de idiota a volar en el campo de Quidditch. Una de mis grandes ocurrencias fue que mi escoba ese iba a manchar, ya que afuera estaba lloviendo, y la otra fue el usar una escoba del colegio. Grandes ocurrencias que me habían costado una muñeca vendada, y un tobillo torcido. ¿Que inteligencia la mía no? Tomé una revista de la mesita enseguida de mi cama. Corazon de bruja. ¡Ah, patrañas! La arrojé a otra cama, mientras Poppy me veía molesta. Le sonreí en disculpa, y cuando el ambiente se calmó volví a sumirme en un estado de aburrimiento total. ¡Si tan solo pudiera tener mi libro de Orgullo y Prejuicio! Esperen un momento... Casi me doy de topes contra la mesa. ¡Pero que yo era bruja! Me estaba volviendo idiota, resultado de vivir con idiotas. Lease primos, hermanos, y demás. ¡Accio Orgullo y Prejuicio! Aunque realmente no esperaba que llegará hasta acá, me sorprendí de sobremanera cuando alguien apareció con mi libro en la mano, a la puerta de la enfermería preguntando de quien rayos era el libro que lo había golpeado. Me giré para ver quien era.

Me sonrojé cuando via a una chica que traía a una niña de primero de la mano que parecía tener varias quemaduras. EL sonreí y timidamente levanté la mano cuando preguntó de quien era el libro. La niña estaba un poco asustada, me encogí de hombros, tal vez era hija de Muggles.

-Es mi libro- Dije mientras esperaba a que la chica se acercará- Perdona si ha pasado algo, es que me sentía aburrida, y no tenía más que leer que Corazón de bruja- Dije con desagrado- Mi nombre es Rose, Rose Lauper-

Le miré sonriente, alegre de que no fuera de esas chicas que se emocionaban como locas por una edición de esas revistas inútiles sobre chicos. Realmente me hartaban esas chicas. Eran el completo estereotipo de una adolescente 'Popular' de los muggles. Sacudí mi cabeza en acuerdo cuando dijo lo de Corazón de Bruja.

-Mmm... Si, fue una pésima cída. Caí de mi escoba, bueno de una escoba de la escuela, pero es que mi escoba se iba a manchar por la lluvia, y se que es una completa vanidad, pero jamás dejaría que eso pasará- Le confesé a Evie. Aunque no era un secreto mi amor por las escobas y el Quidditch, suspiré-Si, suena demasiado idiota pero así soy yo. Desde luego, las escobas tienen una parte de la culpa. ¿Quie iba a decir que fueran tan lentas?-

Me llevaron a la enfermería corriendo luego de que, en clase de vuelo, hubiera caído en el lago y me atacaran unos seres raros. Al entrar, me fijé que no era el único que había caído, pues había una chica, si bien sabía llamada Rose, en la cama de la enfermería. Cerca estaba Evie, y una enana de primer año. Mis amigos me dejaron en la cama, al lado de Rosie, y volvieron corriendo a la clase -Gracias- les dije.
Luego miré hacia la chica Hufflepuff, y dije: -así que tú también caíste de una scoba ¿eh?- le sonreí - Soy Michael Corner, mucho gusto- luego vi a Evangeline- Hola, Eve, ¿Cómo estás?

-Ja, ja, ja, no, yo no me peleo con mis amigos...aunque fue algo así...-empecé a decir- Bueno, unos seres que había en el lago me atacaron luego de caerme en la escoba, pero tú tranquila, que yo me mejoraré-le sonreí- Y a ella- señalé a la chica Hufflepuff- ¿Qué le pasó? ¿Un accidente más para el día?- le sonreí y me reí un poco, lo que provocó que me dolieran las herias que tenía en el estómago.

Oh, a Evie no le gustaba mucho eso de volar, en ese caso, debería tachar escoba de la lista de regalos para darle en navidad... le sonreí a Evangeline y le dije: -Hay que tener agallas para montarse en una escoba, hay que aceptarlo, muchos han llegado a perder la vida- dije, con un ligero tono de suspenso- pero deberíamos estar felices de que no nos ha pasado nada muy grave ¿no?- levanté un poco la cabeza para mirar a Evangeline, pero eso ocasionó más dolores en mis heridas.

¡Que pregunta! -¡Claro que soy del equipo!- le sonreí- Bueno, antes, en el futuro, o sea, mejor dicho, después, lo era, y estoy luego de la selección... soy porteador- le volví a sonreír- Y acerca de eso de las caídas, no lo estarás deseando ¿o sí?- reí, lo que hizo que una cicatriz que tenía en el tobillo sangrara un poco.